domingo, 5 de enero de 2025

Valle de Viñales, la confluencia de la naturaleza y la historia en Cuba.

La joya de la provincia de Pinar del Río, su paisaje lo marca sus peculiares mogotes.

La provincia de Pinar del Río, en el occidente de la isla, es con 70.780 hectáreas la novena en extensión de las catorce que conforman la actual República de Cuba. En ella se encuentra el valle de Viñales, situado en la en la sierra de los Órganos, en la parte más occidental de la cordillera de Guaniguanico, constituye el mayor atractivo de la provincia.




Auténtica joya escondida en el interior del país, cuenta desde 1999 con las declaraciones de Parque Nacional de Cuba y Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco.





Distante 27 kilómetros de la capital Pinar del Río y una extensión de 132 kilómetros cuadrados, es una de las zonas más fértiles de la isla, de paisaje llano en su mayor parte solo alterado por los mogotes, que le dan un aspecto idílico.





Formaciones geomorfológicas que pueden tener gran altura, de cimas redondeadas y formas caprichosas y contundentes, de roca calcárea del período jurásico, resultado de millones de años de erosión, redondeadas y cubiertas de vegetación, que se elevan majestuosamente sobre los campos verdes y las plantaciones de tabaco adoptando curiosas formas, creando un paisaje surrealista que parece sacado de otro planeta.




Es historia con más de 300 millones de años y presente, naturaleza virgen y moldeada por las laboriosas manos campesinas. El valle es el más robusto de los cársticos de la isla, y las elevaciones conocidas como “Alturas de Pizarras” que lo rodean son de las más antiguas, en él está parte del primigenio territorio de la mayor de las Antillas.




Pese a ser el segundo destino turístico de Cuba y el influjo de los visitantes, la región aún permanece intacta, con los centros turísticos en rincones aislados integrados con la población rural y su sistema agrario.





Al valle le da nombre su pueblo cabecera, el más poblado. Pequeño y muy tranquilo, de diseño sencillo de dos calles, la principal por la que discurre la carretera y una paralela sin apenas tráfico y las perpendiculares que de ella salen. La antaño población campesina se ha reconvertido en parte en dar servicio a sus múltiples visitantes, y muchas de sus casas prestan servicios de alojamiento y sus complementos, al estar muy cerca de sus principales atractivos.






Sin elementos patrimoniales ni monumentos, toda su gran riqueza se la aportan su exuberante y caprichosa natural, con algún retoque humano que la resalta. Los mogotes, con sus formas y cavidades; los campos de tabaco y la gran riqueza de flora local, le hacen merecedor de su catalogación como la joya de Pinar del Río.





Naturaleza que en gran parte se puede visionar panorámicamente desde el MIRADOR DE LOS JAZMINES, que toma el nombre del hotel situado en la loma donde se ubica, gestionado por Blue Diamond Resrorts Cuba. La vista abarca todo el valle e incluso el pueblo de Viñales, marcado por las peculiares formas elevadas redondeadas de los mogotes que lo protegen; los extensos campos de tabaco que lo inundan del intenso verde de sus plantas; y los cafetales que junto con la gran variedad de plantas y árboles autóctonos dan una paleta cromática que fluctúan en función de las estaciones.





En el valle de Dos Hermanas, al oeste del pueblo de Viñales, en la cara lateral del mogote de Pita, se encuentra uno de sus principales reclamos turísticos, el MURAL DE LA PREHISTORIA. Realizado en 1964 por Leovigildo González Morillo, a iniciativa del geógrafo y arqueólogo Antonio Núñez Jiménez, con unas dimensiones de 80 metros de altura y 120 metros de longitud, está considerado uno de los mayores del mundo realizados a cielo abierto.




Que simboliza la teoría de la evolución de la vida en Cuba, desde una perspectiva psicodélica abarcando desde la prehistoria hasta la llegada de los primeros habitantes indígenas, dividido en tres secciones con doce piezas con gran colorido de azules, rojos, verdes y amarillos, cada una con su significado especial y la descripción de su historia evolutiva. La primera está dedicada a la fauna prehistórica, la segunda a la vida marina y la última a los primeros humanos, con la representación de los primeros habitantes indígenas.




Muy cerca del pueblo de San Vicente, a 6 kilómetros de Viñales en dirección a Puerto Esperanza, se encuentra la CUEVA DEL INDIO. Una de las innumerables cuevas, en este caso surcado por un río subterráneo, que la acción corrosiva del agua a lo largo del tiempo ha horado en los mogotes calcáreos.




El antiguo habitáculo indígena, uno de los sistemas cavernarios más importantes del país, fue descubierto en 1920, siendo visitable desde 1960. Surcada por el río San Vicente con una profundidad entre los 2 y los 16 metros y fondo de color rojo por su gran contenido en hierro, cuyo cauce cuando crece por las riadas forma varias cascadas.




Y que se puede recorrer en parte por senderos en un tramo de un kilómetro y medio, y en una mínima por un barco a motor en un tramo de unos 225 metros, contando el mismo con iluminación eléctrica. Con múltiples y espectaculares formaciones geológicas calizas, con innumerables estalactitas y estalagmitas, en su interior se conservan pinturas rupestres y su peculiar nombre se le ha dado por la forma de una de una de sus rocas, que simula la silueta de un indio.




Cueva kárstica de la que existen muchas otras, algunas visitables como la de San Miguel y el Palenque de los Cimarrones, también en San Vicente. O el sistema o gran caverna de Santo Tomás, en El Moncada, con sus 46 kilómetros de longitud, considerada el mayor sistema cavernario de Cuba y el segundo del continente americano.




Mogotes y cuevas que ubican a Viñales en el mapa de los amantes de la espeleología, con un censo de 47 espacios, 19 de ellos vinculados a comunidades aborígenes de la época prehispánica y 28 a los esclavos cimarrones de origen africano que conseguían huir de sus amos.




Generosa naturaleza en la que sabiamente trabajada por los denominados “vegueros”, cultivadores de los campos de tabaco, han hecho de la provincia de Pinar del Río y en concreto de Viñales la MECA DEL TABACO. Aglutinadora del ochenta por ciento de la producción en ella están ubicadas dos de las tres zonas catalogadas como las mejores del país para su cultivo: “Semi Vuelta” y “Vuelta Abajo”, estando la de “Vuelta Arriba o Remedios” tercera y más extensa en el centro de la isla.





Provincia en el que el tabaco ha sido históricamente mucho más que un cultivo, toda una cultura, un legado que se transmite de generación en generación y un símbolo de identidad. Datada está en el siglo XVII los comienzos de su siembra, en el XVIII su producción gano protagonismo y en el XIX se convierte en epicentro productor nacional.




Siendo el valle de Viñales, su referente tanto por calidad como por su producción. Su clima favorable, rica tierra rota y suelo rico en nutrientes específicos que permiten su crecimiento óptimo, ofrece las condiciones perfectas para un cultivo que se remonta a siglos atrás, iniciado por los aborígenes taínos y continuado por los primeros colonos españoles, transmitido como una herencia, con su técnica y conocimientos de generación en generación.




Cultivar tabaco es todo un arte que requiere dedicación y un profundo conocimiento del suelo y el clima, cuidando celosamente sus productores su balance natural. La actividad tabacalera cubana requiere una técnica que en constante evolución, en el que cada hoja y cada habano elaborado es un tributo a una tierra a la que ha hecho su razón de ser y existir.




Desde 2015 los visitantes de la provincia y del valle pueden disfrutar del producto turístico “La ruta del tabaco” con su eslogan “De la semilla hasta el humo”, un circuito por el valle de Viñales, San Juan y Martínez y Consolación del Sur, que incluye la visita  a una plantación de tabaco, que permite vivir in situ el duro trabajo y la pasión que hay detrás de cada hoja que se va a convertir en puro. Los vegueros, como se denominan los agricultores que a ello se dedican, muestran las diferentes fases del proceso: preparación del suelo, siembra y trasplante, cuidado de las plantas, su cosecha, su secado y fermentación y finalmente la elaboración manual del puro habano.





Prodigiosa naturaleza, en perfecto estado de conservación, que ha convertido al valle de Viñales en el primer Paisaje Cultural declarado por la Unesco en toda América en 1999, en base a que “Es un sobresaliente paisaje kárstico en el cuál los métodos tradicionales de agricultura, principalmente la cosecha de tabaco, han sobrevivido sin cambios durante varios siglos. Conservando también una rica tradición vernácula en su arquitectura, artesanía y música”.






En nuestro caso disfrutado en noviembre de 2024 con motivo del XXV Congreso internacional de Fepet celebrado en noviembre de 2024, en el que no faltaron las visitas a una gran parte de su gran riqueza natural y empaparnos de su rica etnografía tabaquera.


  

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“El objetivo de la vida es hacer que los latidos de tú corazón coincidan con el latido del universo, para que tú naturaleza coincida con la Naturaleza”. Joseph John Campbell (1904-87) profesor y escritor estadounidense.

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