Ruta con una
longitud de 6,50 kilómetros, un desnivel de subida y bajada de 210 metros, y
una duración de 2 horas y 25 minutos. Descripción, fotografías y vídeo.
Sobrescobio es un concejo ubicado
en el suroriental del Principado de Asturias, en la cuenca del alto Nalón, cuya
superficie de 69,44 kilómetros cuadrados lo sitúa en el puesto 51 de los 78 en
que se divide el Principado, estando vertebrado en las parroquias de Ladines,
Oviñana y San Andrés de Agües, que engloban sus ocho núcleos de población. Toda
su extensión forma parte del Parque Natural de Redes desde la constitución de
este en 1996, y que en el año 2001 obtuvo la declaración de Reserva de la
Biosfera por la Unesco.
Sus comunicaciones se articulan
en torno a la carretera AS-17, que lo comunica con los municipios limítrofes de
Laviana –oeste- y Caso –este-. Su censo poblacional del año 2014 es de 871
personas, cuya labor como “Comunidad vecinal” fue galardonada con el premio
“Pueblo Ejemplar de Asturias 2009” por la Fundación Príncipe de Asturias, en
reconocimiento a su trabajo en la conservación de los valores naturales,
históricos, artísticos, etnográficos y culturales.
El actual núcleo capitalino,
Rioseco, ubicado a 400 metros de
altitud, está asentado sobre una fértil vega surcada por el río Nalón, abnegada
por la construcción de un embalse y presa en los primeros años de la década de
los setenta con el objetivo de aprovechamiento eléctrico y de aguas para el
consumo, que una vez depuradas son abastecedoras de la mayor parte de la
población del centro del Principado.
La ruta propuesta es un circuito
de fácil recorrido, por la cercana y extensa mancha forestal formada por
castaños, robles, abedules y acebos, al sur de Rioseco. Su longitud es de seis
kilómetros y quinientos metros, su desnivel es de 210 metros y su tiempo de
realización en torno a las dos horas y veinticinco minutos, estando bastante bien
señalizada. La salida se puede efectuar desde el mismo pueblo, en dirección a la carretera SC-2 que conduce a la Polina, Villamorey y Soto de Agües, para una vez cruzar el puente sobre el río Nalón
comenzar la misma. O bien dejar el coche en los aledaños de
dicho puente, dónde está situado el panel informativo de la ruta, registrada
como "Sendero largo recorrido S.L AS-12".
A la altura del puente hay que encaminarse hacia el
este, paralelos al pueblo, por una estrecha carretera que conduce hasta el
pequeño grupo de casas conocido como el Llosu, con el rehabilitado lavadero al
inicio del mismo.
Remontando el lavadero y la casa
situada encima del mismo, hay que ir girar hacia la derecha por una pista, ya
sin asfalto pero con zonas hormigonadas, para internarse en subida continúa serpeante
por un espeso bosque, divisándose al inicio buenas vistas de la capital coyana
–gentilicio con el que son conocidos sus habitantes-.
Del bosque, conocido por el
Tumbón, que alterna una amplía variedad arbórea –abedules, avellanos, castaños,
fresnos, robles, etc. – salen caminos en diferentes sentidos, teniendo que
seguir siempre el más central posible, dejando primeramente una fuente –en la
actualidad seca- sin señalizar y posteriormente por una señalizada –el Focarón-
también seca y tapada por la vegetación, antes de acceder a las planicies
praderías de la Trepe. También conocidas como prados de la Cruz o Gayeteru, que
cuentan con cercados por bien trabajados cierres de madera, en la que se ubican
varias cabañas-casas y cuadras.
La planicie es un excelente mirador
para disfrutar de unas vistas únicas de la cercana sierra del Crespón, con el pico
Fueyu (1144 m) –también llamado peña Escrita- como su punto más alto, situada
enfrente al oeste. En ella es perfectamente distinguible la canal de su parte
superior, por dónde transcurre la cañería que conduce el agua potable que
abastece Gijón desde 1950 -aunque el proyecto es de 1926- tomadas desde el
manantial de la Fontana, en los cercanos Arrudos casinos. Contando también con
excelsas vistas sobre el embalse y el valle del Nalón, que se había dejado
momentos antes.
En la zona más alta, dejando a la
izquierda la última cabaña, se encuentra una portilla con un paso canadiense,
con la señalización de la ruta hacia la derecha nada más pasarla. De continuar
de frente, por la pista hormigonada se llega a los montes de la Mata (Ladines),
dónde se ubican en la actualidad las instalaciones del “centro de cría del
Urogallo”.
El llano camino de tierra, por la
parte superior de las praderías de la Trepe, conduce a la cercana majada de
Cueria, pasando antes por una fuente ubicada a la derecha a escasos metros de
ella. Majada con varias cabañas y cuadras –a izquierda y derecha del camino-
ubicada a 565 metros de altitud.
La majada la limita una riera que
hay que cruzar, al igual que la portilla que hay casi pegada, para internarse
en un bosque de castaños con numerosos ejemplares viejos de los que nacen
nuevos árboles formando caprichosas formas, envueltos muchos de ellos en mantos
de líquenes, por el que sigue el camino-pista
en suave transitar con apenas desnivel -45 metros- entre murias
cubiertas con musgo, hasta una nueva majada con cartel señalizador de su nombre.
Es la denominada Roces (610 m), ubicada en una estratégica ubicación, comunicada con los mencionados montes de la Mata, cuenta con cuatro cabañas-casas de considerable tamaño, alguna en rehabilitación y que pasa por ser la primera aldea del actual concejo de Sobrescobio, construida por los pobladores del cercano castro de la Corona y habitado hasta el siglo XVII, en el sus habitantes se fueron en busca de un nuevo asentamiento ante las carencias de agua que tenían.
Desde ella se disfrutan espléndidas vistas del embalse, con el
pueblo de Campiellos encima del mismo y la vistosa cumbre de la Xamoca (1281
m.), así como de la mencionada sierra del Crespón.
El camino sigue primero en llano
y posteriormente en leve descenso, con el bosque a la izquierda y praderías a
la derecha, dejando a un lado una cuadra grande de no muy lejana construcción,
cercana a un camino que se desvía a la derecha. En el cruce de ambos, se
encuentra una indicación con dos señalizaciones, una hacia Roces y Rioseco –en
dirección hacia dónde se viene- y la otra hacía el área recreativa del Castrín,
que es la que hay que seguir, y desde el que de nuevo se divisa Campiellos y la Xamoca desde otra
perspectiva. De coger el camino que sale a la derecha, este concluye también en
la carretera de Soto de Agües a Rioseco.
Seguidamente se desemboca en una
zona llana y amplía, el Castrín (556 m), explanada con varias casas-cabañas,
con nuevas y espectaculares vistas, en este caso del valle de Aguas, con les
Foces del Llaímo al fondo y la silueta del pico Cuyargayos (1390 m) al fondo.
Esta es la zona de la ruta peor
señalizada en el que la confusión es fácil de no estar atentos a las marcas. En
la explanada hay una marca que indica seguir de frente por el camino, que
hormigonado baja en pendiente, de seguir el mismo se acabaría en la carretera que
conduce a Ladines. Para continuar la ruta, hay que ir girar a la derecha, encontrando
a cinco metros una nueva indicación con la dirección adecuada, ubicada junto al
mojón del monte público nº 136 y la verja de acceso a la finca en cuyo fondo
hay una casa y una cabaña.
El camino de tierra continua de
frente, con un desvío a la izquierda. En este punto no hay señalización alguna
y la lógica invita a continuar de frente, cuando lo correcto es girar hacia la
izquierda, rodeando la finca con la casa y cabaña, dónde hay una nueva
señalización, pasando por delante de ambas por la izquierda y dejando una
cabaña derruida a la derecha. Desde este punto, se divisa perfectamente el
núcleo de Soto de Agües, dónde concluye la carretera SC-2.
Seguidamente está el último punto
que puede dar lugar a confusión, al estar la señalización no muy bien definida.
Se entra en un nuevo bosque, el MP 142, con una encrucijada de caminos, uno
frontal descendente y otro que sale a la derecha, siendo este último el que hay
que tomar.
El suave sendero, prácticamente
llano, desemboca en apenas 15 minutos de caminata en una estrambótica
construcción de hormigón con un amplío aparcamiento, es el denominado “Centro
de recuperación de la fauna salvaje del parque natural de Redes”, que ocupa lo que en su momento era la preciosa
área recreativa del Castrín, que todavía sigue siendo publicitada en numerosas
guías y publicaciones.
Centro que además del edificio,
de más de 4000 metros cuadrados, accesos, aparcamiento y equipamiento, se
diseño con el complemento del denominado “Parque de la fauna de Redes”, cercado con una extensión de más de 6
hectáreas, en el que los visitantes podrían ver a los animales en semilibertad.
Conjunto en el que ya se han invertido 5.300.000 euros, que comenzó a
edificarse en el año 2008 y que una vez iniciado 2016 se puede decir que no ha entrado
nunca en funcionamiento, ya que solamente en él recibieron asistencia dos oseznas, sino que para hacerlo necesita otra partida de
1.700.000 euros.
Un auténtico despilfarro, una
construcción faraónica edificada con fondos públicos, el mayor porcentaje
procedente de las partidas de los Fondos Mineros, en el período en el que el Principado estaba bajo el gobierno socialista de Vicente Álvarez Areces. Conjunto, que viendo como van los
aconteceres, jamás se pondrá en funcionamiento –ojala me equivoque-, al igual
que otras tantas obras, museos y centros de interpretación gestadas en el mismo período –más de una treintena-, que han
supuesto una sangría de miles de millones de euros, de los que nadie se ha
hecho ni se hace responsable, y que el paso de los años va dejando impunemente en
el limbo. Lástima de ocasión desaprovechada para hacer inversiones rentables desde diferentes puntos, tan pocas veces mencionada en medios de comunicación y políticos.
Dónde comienza la explanada que
acoge el edificio, hay una marca que indica el sendero que rodeando las
instalaciones continúa el bosque de castaños y que hay que seguir. Camino al que en la actualidad, enero
2016, se puede enlazar si se pasa por el lateral este del “ostiazu visual”
edificado, lo que permite comprobar sus grandiosas magnitudes y que acogerían un
área administrativa, un aula de educación ambiental y un centro de información
que complementarían la clínica, quirófanos, salas de rayos, laboratorios,
jaulones de postoperatorio y musculación de aves y mamíferos.
El bosque correctamente
señalizado, es el castañeru Montés que da nombre a la ruta, en cuya parte
superior se levanto el castro la Corona, y cuyo transitar en sentido
descendente por amplios senderos hacia su final, es un todo un disfrute para
los sentidos.
Recorrido que tarda en realizarse
unos veinticinco minutos, con vistas al pueblo de Villamorey ya en su final,
ubicado al otro lado de la carretera, en la falda de la sierra del Crespón.
Y que concluye en el núcleo de la Polina (405
m.), en la parroquia de Oviñana, a la altura del cementerio municipal, y de los
restos de la iglesia de Santa María la Real.
Allí fue dónde se estableció el núcleo
poblacional que obtuvo de Alfonso XI su Carta Puebla en 1344, y dónde estuvo
ubicada la capital municipal y el edificio consistorial hasta el año 1929, en
el que fue trasladado al cercano Rioseco. Igual, una placa indescifrable para
el que suscribe, ubicada a píe del acceso al cementerio, recuerde al mismo.
El templo de Santa María la Real
de Oviñana, que obtuvo el reconocimiento de Real en 1719, fue fundado a
principios del siglo XV, reconstruido en 1561 y ampliado en 1868, fecha de construcción
de la capilla de los Mártires y de la espadaña. Estando abierta al culto hasta
1934, cuando fue quemada durante la Revolución de Octubre, como otros tantos
elementos del patrimonio asturiano, construyéndose el nuevo templo ya en
Rioseco.
A píe de la iglesia, luce un majestuoso
Texu - Taxus- centenario, el árbol sagrado de los celtas e ícono identitario de las
parroquias asturianas. Magnífico ejemplar, cuya fecha desconozco, que de momento no está reconocido como “sitio
histórico” por la ley de Patrimonio Cultural del Principado de Asturias del año 2000, y que
sin duda forma parte del censo de los 150 existentes en el Principado según la “Asociación
de amigos del Texu”. Nunca es tarde es para incluirlo.
Hasta el lugar llega una empinada pista de hormigón, que parte de la carretera SC-2 enfrente del aparcamiento que da servicio al cementerio, y que hay que tomar para acceder a la mencionada carretera para por ella a la derecha durante unos 300 metros, hasta el cercano puente sobre el río Nalón, o bien continuar hacia Rioseco, puntos finales de esta amena y fácil ruta, en función de donde se haya iniciado la misma
OBSERVACIONES.
Lugares de paso, metros de
altitud, tiempos parciales y totales.
** Centro de Rioseco. 400 metros.
00,00 horas – 00,00 horas.
** Puente sobre el río Nalón.
00,05 horas – 00,05 horas.
** El Llosu –lavadero-, 00.05
horas – 00,10 horas.
** Fuente Foncarón, 00,20 horas –
00,30 horas.
** Praderías del Trepe, 00,05 horas
– 00,35 horas.
** Paso canadiense, 00.05 horas –
00,40 horas.
** Majada de Cueria, 565 metros,
00,10 horas – 00,50 horas.
** Majada de Roces, 610 metros,
00,15 horas – 01,05 horas.
** El Castrín, 556 metros, 00,20
horas – 01,25 horas.
** Centro fauna salvaje, 00,25
horas – 01,50 horas.
** Cementerio e iglesia, 00.20
horas – 02.10 horas.
** Puente sobre el río Nalón,
00.10 horas – 02,20 horas.
** Rioseco, 00.05 horas – 02,25
horas.
MÁS INFORMACIÓN. Pinchar en enlace.
“Montañero
no es solamente el que vence la montaña, también lo es, y muy relevante, el que
la siente, la admira y la contempla». José Ramón Lueje (1903-1981) montañero,
escritor y documentalista asturiano.
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