miércoles, 29 de julio de 2015

Iglesia de Nuestra Señora de la Granada, en Llerena (Badajoz).

Constituye la mejor muestra de arquitectura religiosa de la ciudad monumental de Llerena, en Badajoz.



Al sureste de la provincia de Badajoz casi lindante con las tierras andaluzas, a los pies de la sierra de San Miguel, se yergue uno de los conjuntos arquitectónicos más interesantes y mejor conservados de Extremadura, la monumental ciudad de Llerena,  declarada conjunto histórico artístico en 1966, la primera de las doce con que cuenta la Comunidad. Es la capital de la comarca de la Campiña extremeña, tiene una extensión de 162,7 kilómetros cuadrados y un censo poblacional de 5969 habitantes- según el censo de 2014-.
El epicentro de Llerena es sin duda su emblemática plaza mayor, la plaza España, de diseño trapezoidal porticado en estilo mudéjar, organizada en cuatro frentes dónde se encuentran parte de los edificios más importantes de la ciudad, y en la que desde su frente Sur la iglesia de Nuestra Señora de la Granada, -uno de los emblemas de la ciudad-  domina toda ella con su característica balconada con arcos de dos plantas.


                                 

Plaza de España, con el Ayuntamiento al fondo, vista desde la puerta de la iglesia.





Su construcción fue un largo proceso que arranca de principios del siglo XIV en estilo gótico-mudéjar y finaliza en el siglo XVIII. Su primer nombre fue el de iglesia de Santa María, siendo la techumbre inicial de artesanado de madera que fue sustituido cuatro siglos más tarde por bóvedas de aristas. De la primitiva construcción tan solo se conservan los dos primeros cuerpos de su majestuosa torre y dos de las siete capillas particulares que tenía adosadas a sus naves, siendo su traza actual una iglesia de planta de salón de espacio uniforme con tres naves similares separadas por columnas de cantería.










Exteriormente la iglesia presenta tres fachadas, siendo su lado Norte la más espectacular de ellas, que abierta a la menciona plaza mayor, está formada por dos niveles, uno en estilo barroco y otro en estilo mudéjar.









 La traza del de estilo barroco se atribuye al arquitecto llerense José de Hermosilla, está conformado por una portada de cantería adintelada flanqueada por dos pares de columnas adosadas, rematada con un frontón curvo desventrado con escudo y decoración floral. Sobre el frontal destacan los tres grandes blasones de Llerena, el Papal y el del reino de Castilla, estando decorado el resto de la fachada con una serie de rehundidos coronados por sobrios frontones triangulares sobre ménsulas.










El nivel mudéjar, añadido del siglo XVIII, está compuesto por dos pisos con sucesión de arcos de medio punto enmarcados por alfiz sobre pilares octogonales, que le dan la peculiaridad originalidad a la fachada y al uso para el que fue levantado. La plaza era, fue y será el epicentro de la ciudad, y la remodelación de la iglesia tuvo como objetivo ser utilizado como lugar de asiento y palco para contemplar tanto autos de fe como festivos y taurinos, que para todo ello tenía y tiene utilidad la plaza.







En la parte más septentrional de la fachada, y a píe de la misma tiene como añadido  desde 1996, la escultura sobre pedestal del insigne pintor extremeño Francisco Zurbarán, en su posición natural de pintor mirando hacia el edificio dónde tuvo su morada, como homenaje de la ciudad con motivo del tercer centenario de su fallecimiento.










Destacada también es su fachada Oeste, compuesta por los dos primeros cuerpos de su majestuosa y esbelta torre, el elemento más destacado exteriormente de la edificación. El primero ocupado por la puerta del Perdón y el segundo por una ventana geminada de arcos trilobulados enmarcada por otro gran arco apuntado y angrelado con alfiz, edificados en el siglo XIV en estilo gótico-mudéjar.










La puerta del Perdón es abocinada con un arco de cinco arquivoltas conformadas por baquetones y perfilado exteriormente con puntas de diamanteque y cuyas arquivoltas decorada la primera con una serie de leones rampantes y una cruz flanqueada por dos castillos, aludiendo a la provincia de San Marcos de León, y la segunda con una sencilla decoración vegetal.











Los tres últimos cuerpos de la torre se levantaron en estilo renacentista en la segunda mitad del siglo XVI. El tercer y cuarto presentan al exterior doce grandes machones de sección rectangular que enmarcan diez vanos con arcos de medio punto peraltados, dos en los lados menores de la torre y tres en los mayores, enmarcados por finas columnas y multitud de molduras que producen un determinante efecto de claroscuro. El quinto lo forma una terraza abalaustrada con cuatro torrecillas de planta circular en los ángulos cubiertas por cupulines de cerámica vidriada y una linterna en el centro de tres cuerpos que reiteran a escala más reducida el alzado de al torre.










Su otra fachada, la Sur, está conformada por el exterior de la capilla de San Juan o de los Zapata y la puerta de acceso a la misma, copia exacta en estilo barroco de su portada opuesta, sin los solemnes blasones y que cuenta con espadaña de tres cuerpos, que disminuyen en altura, rematados por flameros y que están decorados por los bustos de los fundadores.











En su interior de las siete capillas privadas de la primera construcción, sólo se conservan la capilla de San Juan o de la familia Zapata, de estilo gótico con algunos elementos renacentistas y la del Bautismo o del prior Gonzalo de la Fuente, de estilo renacentista.
La de San Juan, que cuenta con entrada independiente en la fachada Sur,  se encuentra junto a la cabecera del templo, ocupando varios tramos de la nave de la Epístola. Fue fundada originalmente por Hernando de León, contador mayor de Castilla y que tras ser condenado por el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición fue subastada y adquirida por Luis Zapata, consejero de los Reyes Católicos e impulsor de la ubicación del Tribunal en la ciudad, el tercero constituido en el reino.








De planta poligonal, cuenta con sacristía propia, coro y sotocoro a los pies y se abre al resto del templo mediante tres arcos, uno de medio punto, otro rampante a la nave central y otro apuntalado a la nave de la Epístola.












Su cobertura es de bóveda estrellada de terceletes y cambadas en toda ella; cuenta con dos ventanas ligeramente abocinadas para su iluminación y en su decoración combina elementos góticos con otros renacentistas y tanto en su interior como en su interior luce el escudo de los Zapata y los Chaves, titulares de la capilla.









La otra capilla, la del Bautismo o del Prior, fue fundada por el  Prior Gonzalo de la Fuente en 1580. Se trata de una edificación, ya plenamente renacentista, de planta rectangular, con arcos de medio punto sobre pilares sobrios y elegantes pilastras de orden toscano y con cubierta mediante bóveda vaída con decoración de casetones. En su interior cabe destacar la portada que da acceso a la sacristía conformada por un vano adintelado flanqueado por sobrias pilastras toscanas que soportan un dintel con la  inscripción de su fundador y el año de la misma. La  portada se remata con un frontón conformado por dos volutas enfrentadas en medio de las cuales se inscribe el blasón del fundador.










Adosado a la cabecera del templo, se encuentra el camarín de Nuestra Señora de la Granada, habitáculo especialmente consagrado a la imagen de la Virgen, muy común en las iglesias de advocación mariana de Andalucía y Extremadura, barroco del año 1702. Se trata de una construcción rococó, de finales del siglo XVIII, casi independiente del resto del templo, de planta octogonal, cubierta por cúpula sobre pechinas y tambor. Está profusamente decorada con motivos decorativos vegetales, epigráficos, y otros motivos zoomórficos y antropomórficos, realizados en yeso. En el altar mayor luce la imagen de la patrona de la ciudad y a quién está consagrada la iglesia.







Llamativo es también el coro con el facistol, que por su volumen indica la importancia que tuvo en su momento la iglesia, referencia de una ciudad que llegó a ser la segunda en población de Extremadura y auténtica referencia en España en la Alta Edad Media.








El templo contiene numerosas muestras de escultura, orfebrería y pintura del gótico, del renacimiento y del barroco. Entre las que destacan los lienzos pintados en el siglo XVII por Francisco de Zurbarán, especialmente el cuadro “Cristo muertos en la Cruz”.











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“El mundo es un libro y aquellos que no viajan sólo leen una página”. Agustín de Hipona, “San Agustín” (354-430) santo, padre y doctor de la iglesia católica.














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