martes, 3 de julio de 2012

Viña Meín, el sosiego en un hotel entre viñedos.

El Casal de Viña Meín, en San Cloido, Leiro (Orense) lugar ideal para el sosiego entre viñedo y vinos de calidad.


En el curso del medio del río Avia, a mitad de camino entre Ribadavia y O Carballiño, en pleno corazón de O Ribeiro, se encuentra el municipio de Leiro, y una de sus parroquias es San Clodio do Ribero, a la que pertenece Meín.
Hablar del Ribeiro, es hablar del monasterio de San Clodio, cuna, corazón y motor del Ribeiro, cuya fundación unos historiadores sitúan en el siglo VI, otros en el año 928 y otros en 1125. Dependió de las órdenes cisterciense primero,  hasta el siglo XIX y luego de la benedictina hasta finales del siglo XX, está declarado desde 1931 monumento histórico artístico nacional y fue reconvertido en lujoso hotel y centro cultural en el año 1999 por la Xunta de Galicia, siendo desde entonces marco de múltiples actividades.

Vista de San Clodio camino de Meín, con el monasterio a la derecha.
Apenas a un kilómetro del mismo, dentro del mismo valle repleto de viñedos, se encuentra Viña Meín, el proyecto iniciado en 1987 por Javier Alén y cinco amigos de la infancia como una ilusión por hacer un vino para ellos mismos, sin animo comercializador, un ribeiro de los de antes con técnicas de ahora.
La idea cristalizó en la búsqueda de media hectárea para plantar su viña, pero el destino les llevo a encontrar una de tres, lo que requería un tratamiento más profesional del espíritu lúdico inicial. De este forma en 1988 nació Viña Meín, que acabo con la adquisición de más hectáreas y la rehabilitación de una casa del año 1600 y una bodega de nueva edificación levantada en el patio de la casa, aprovechando las piedras originales de la antigua bodega, adosada a un bolo granítico impresionante, realizado todo ello con el espíritu de los chateaux franceses.


El viejo Casal rehabilitado se ha convertido en un coqueto hotel rural, pionero del enoturismo en Galicia, rodeado del viñedo de la propiedad y con la bodega a sus pies, formando todo un complejo de singular belleza. Viña Meín es sinónimo de encanto, paz, tranquilidad y silencio.
Todo en el hotel se ha diseñado bajo la premisa anterior, su oferta se limita a cuatro habitaciones dobles, y a un apartamento con capacidad para cuatro personas, sin servicio de bar y de restauración, aunque sí de desayuno.
Sus habitaciones no destacan por el lujo, sino por una sobriedad no exenta de un diseño acorde con el entorno, en el que el grosor de los muros y las ventanas con asiento  recuerdan a las de castillos y fortalezas, y en las que el descanso está garantizado.



Un largo pasillo corredor comunica la entrada con un gran salón y el acceso a las habitaciones, con grandes ventanales que dan al patio de acceso al hotel y a la bodega anexa, con paredes decoradas con alegorías al vino, viñedo e historias antiguas, y con muebles rústicos de época de sólida madera.


Un elegante y gran salón es el eje sobre el que gravita la casa. Elegante y sobrio a la vez, con su techumbre de madera (como las habitaciones), sus muebles de estilo clásico con múltiples detalles  y sobre todo su preciosa  galería con vista al viñedo, le hacen tremendamente acogedor.


Un lateral del mismo decorado con cómodos sofás y butacas permiten el descanso y desde el que se accede a otro espacio salón de corte modernista, ubicado en la parte superior de la bodega, que forma parte de esta y del que desde su exterior se divisa una completa vista del valle de Meín, del de San Clodio y de una buena parte de la comarca.


En el otro lateral se ubica una pequeña mesa,  rodeada de más butacas, que al igual que en la galería, es donde sirve Sila con su simpatía los generosos desayunos, que se disfrutan desde este espacio de manera especial.


El salón se completa con una inmensa chimenea, en la que tienen cabida físicamente varías personas y que le da al mismo y a todo el Casal, el carácter hogareño y familiar que desde la propiedad se quiere transmitir a todos sus huéspedes, como bien me decía Cristina Rodríguez, encargada de la gestión del mismo.

El Casal lo completa un amplio semi sótano, equipado para su disfrute con mesas y una pequeña bodega, decorada con elementos etnográficos tradicionales, y en el que no falta el antiguo horno de la casa.
Tanto este espacio como el amplísimo salón, puede ser el lugar ideal para el disfrute de los magníficos caldos que se elaboran en la bodega anexa, y cuyas modernas y modélicas instalaciones son mostradas con amabilidad por el bodeguero Ricardo Vázquez, que bien que las conoce dado que ejerce esta función desde su fundación. Viña Meín blanco y tinto y Viña Meín blanco fermentado en barrica y los aguardientes de orujo de Treixadura y de hierba son los productos que en la misma se elaboran.


El hotel también dispone de una piscina exterior, ubicada en un extremo del viñedo y protegida por el cercano bosque y de amplias zonas donde es posible el paseo entre el viñedo con espléndidas vistas a todo el entorno.
Los precios, con Iva y desayuno incluido,  a junio de 2012, son de 50 € y 56 € las habitaciones en temporada baja y alta respectivamente, y 86 € el apartamento.
Su construcción fiel a la tradición, con una decoración dónde la elegancia y sencillez se dan la mano, en un entorno natural privilegiado rodeados de viñedos y bosques, dónde el silencio es roto por el canto de los pájaros y las ranas que habitan las balsas de agua utilizadas para el riego del viñedo en épocas de helada, hacen que la estancia en él no dejen indiferente a nadie, y es uno no siempre puede disfrutar del sosiego de un hotel entre viñedos.


Contacto:
Viña Meín. Meín – San Clodio. 32420 Leiro. Orense.
Contacto: Cristina Rodríguez. 617326385. Fax: 988488732.
MÁS INFORMACIÓN.

“La contemplación no es un lujo, es una necesidad”. Thomas Carlyle (1795-1881) historiador y ensayista escocés.

1 comentario:

  1. Todo un reportaje de Viña MEIN. Cuando se lee este comentario apetece disfrutar del ambiente de sus instalaciones. Notable el recorrido ambiental de las vides y del complejo rural...

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