Museo único en el mundo, dedicado a la bebida más tradicional y emblemática del Principado de Asturias. Descripción, fotografías y vídeo del mismo.
Situado en la villa de Nava, apenas a 30 kilómetros de Oviedo, en la plaza Príncipe de Asturias, s/n, tiene como objetivo mostrar la rica tradición, el presente y el futuro de la bebida asturiana por excelencia: la sidra, en toda la dimensión de su significado: histórico, cultural, económico, social y lúdico.
Cofinanciado por el Ayuntamiento de Nava y por el Principado de Asturias, tiene una superficie construida de 1675 metros cuadrados , con un porche de entrada de 122 metros cuadrados , su diseño fue realizado por el arquitecto Juan Ramón Fernández Tresguerres, y su inauguración fue realizada por su Alteza Real, el Príncipe Felipe de Borbón, el 9 de noviembre de 1996, con motivo de la entrega del pueblo ejemplar de la Fundación Príncipe de Asturias a la comunidad vecinal de Nava, por la “Defensa y valoración de la sidra. Uno de los símbolos y valores más importantes de Asturias y su profundo apego y respeto a las tradiciones y patrimonio cultural”.
Placa conmemorativa de la inauguración del museo, ubicada en su exterior.
Su gestión corre a cargo de la Fundación de la Sidra, cuyos trece patronos son: el Principado de Asturias, a través de las Consejerías de Agricultura y la de Cultura; los ayuntamientos de Oviedo, Gijón, Siero, Villaviciosa, Colunga, Cabranes, Sariego, Nava y Bimenes; y las asociaciones de hostelería y de sidra de Asturias. Su director desde su fundación es Elías Carroceda.
Su objetivo es mostrar el ciclo de la sidra, con varias lecturas en función de la visita de quién la realice: estudiosos, visitantes o familia, cada visitante encuentra su sitio en el museo. La exposición se aleja de la idea museística tradicional, en la que un museo se concibe como la exhibición de piezas ordenadas según los criterios temáticos o tipológicos. Este tiene como reto fundamental que el visitante participe activamente; así, por medio de un sistema expositivo envolvente, pretende transmitir toda la información posible con respecto a la producción, el consumo y la historia de la sidra. Se ha pretendido no sacralizar nada detrás de una vitrina, pudiéndose tocar todo lo expuesto. En la actualidad en el se exponen más de mil piezas, a las que hay que sumar otras cuatrocientas que reposan en el almacén, en espera de poder ser expuestas.
Lo primero que encuentra el visitante, es la recepción. En ella se ubica una tienda, el mostrador de información y un espacio central, compuesto por la base de un enorme tonel, en el que uno se puede ejercitar en la técnica del escanciado. Este espacio está iluminado por una lámpara de araña, formada por bombillas de las utilizadas para iluminar cuando se realiza la limpieza de los toneles, y que dota de grandiosidad al conjunto.
Una vez adquirida la entrada, se entrega una manzana con la misma, y se accede del área de recepción al espacio expositivo, a través de un tonel. La visita está organizada siguiendo el ciclo de la sidra, es decir, de primavera a primavera, o de polinización a polinización. Se pretende inmortalizar todo el ciclo productivo.
El proceso de la polinización de los manzanos de sidra, se explica utilizando como recurso una colmena con sus paneles en plena actividad, gracias a la conexión exterior con la pomarada experimental, propiedad del museo, ubicada en la parte trasera del mismo. Un pequeño taller de apicultor completa este espacio.
A continuación, un habitáculo sirve para explicar las variedades de manzana utilizadas en la elaboración de la sidra, con una muestra del almacenamiento transitorio en los manzaneros de los lagares. En él, también se encuentra, un pequeño taller con los útiles para el arreglo de toneles y demás elementos que componen el llagar.
Siguiendo con la observación de las piezas expuestas, al igual que en un lagar, se pueden observar todos los elementos y máquinas necesarias para realizar el proceso productivo. Piezas de diferentes épocas y que evocan históricamente todo lo que ha sido el sector. Mesa de selección, máquina lavadora, duernos, mayos para pisar la manzana, ejemplares únicos de los tres tipos de prensa existentes: de apretón, de contrapeso y de tijera o sobigañu, lavadoras de botellas, secadora de botellas, máquinas marcadoras de corchos, máquinas de trasegar, filtradora, embotelladora, corchadotas, chigres y la zona de almacenaje, son un buen ejemplo de las piezas expuestas.
Curiosas piezas, que muestran el ingenio de nuestros antepasados, para ahorrar tiempos en el trabajo con escasos medios y aprovechando máquinas o útiles de otras actividades, como es el ejemplo de la máquina de marcar los corchos, identificativos de cada llagar. Antiguamente los corchos se comercializaban sin personalizar, y cada llagarero debía personalizar los suyos, siendo este el único elemento identificativo del llagar, ya que hasta principios de este siglo, la sidra no se comercializaba con etiqueta identificativa.
Presa de tijera o de sobigañu.
En el mismo espacio, una máquina ilustra los trabajos necesarios para la obtención del zumo. Mediante este ingenio, que utiliza como materia prima la manzana que se entrega con la entrada, se sintetizan los pasos reales del proceso productivo. A partir de una ilusión óptica, se pueden observar los distintos procesos que operan sobre el zumo de la manzana hasta convertirse en sidra. La máquina, a través de paneles informativos, es manipulada por el visitante, a través de sencillas palancas que cubren todo el ciclo productivo, que se ajusta a la campaña anual de actividad en el llagar. Unas pantallas instaladas dentro de unos toneles, ubicados detrás de la máquina van mostrando el proceso en la realidad de los llagares, a la vez que se realizan los procesos en la máquina.
En la planta baja, un segundo apartado del museo, está dedicado a los ambientes relaciones con el mundo de la sidra, tan intrínsecos de la cultura popular asturiana. El chigre, la romería, la gaita y los juegos populares se reproducen en esta sección.
Una puerta en el que en su marco superior está colgado un ramo de laurel –símbolo del triunfo – indica alegóricamente que la cosecha ha llegado a buen término, que ha concluido todo el sistema productivo de la sidra y que ya está lista para su consumo. La puerta sirve de acceso chigre, clásico lugar de consumo de la sidra, hoy en día sustituido por el término sidrería, y al resto de los espacios interpretativos. El chigre realmente es un término marinero para definir un sacacorchos, y por extensión se le llama al lugar de consumo. El chigre escenificado cuenta con todas las peculiaridades de estos establecimientos, no faltando ningún elemento representativo del mismo.
Del chigre se pasa al espacio que recrea la romería, representada por la mitad de un hórreo asturiano, que en su parte baja contiene múltiples elementos de asturiania y anexo a él, una reproducción del emblemático cuadro “En el puesto”, obra del pintor gijonés Nicanor Piñole Rodríguez (1878-1978).
En el paso intermedio cuadros y fotografías recrean tiempos pasados del consumo de la sidra, y paneles informativos del sector sidrero. Paneles altamente significativos de lo que es la producción sidrera y el efecto que sobre ella tiene la vecería (cosechas alternas) en la manzana, y por extensión en la sidra.
El folclore asturiano está también inevitablemente relacionado con la sidra, y que mejor que la gaita asturiana y el tambor como exponente de la misma. Un espacio está dedicado a ella, con una gaita electrónica, según diseño del gaitero José Ángel Hevia, sirve para que el visitante pueda interpretar sones tradicionales o improvisados.
Otro elemento íntimamente ligado con ambiente que genera la sidra y su consumo, son los juegos tradicionales. El visitante puede practicar en los dos juegos posiblemente más tradicionales del Principado: los bolos y el juego de la rana. Un bolera virtual reproduce una tradicional, en la que es posible jugar a través de un juego informático. Muy cerca de ella, la mesa clásica del juego de la rana, permite jugar al mismo. El entorno de este juego, recoge un espectacular cuadro pintado sobre las paredes que cobijan al mismo, en óleo con técnicas medievales, realizado por el pintor Jesús Puras, con residencia en el cercano San Román de Piloña, con pigmentos por él confeccionados. El mismo recrea el ambiente que se vive en torno a este juego.
El último apartado de la planta baja, está dedicado a la sidra champanizada, con referencia a los orígenes de esta industria en el Principado de Asturias. Paneles informativos y maquinaria utilizada en su proceso productivo, traslada al visitante a su proceso productivo y al alto valor económico que la misma tuvo y tiene en el sector. También es posible visualizar una parte de la importante colección de etiquetas, que de este producto, cuenta el museo.
Las escaleras que permiten el paso de la planta inferior a la exterior, sirve de expositor a una estupenda colección de botellas. Botellas procedentes de todos los países elaboradores de sidra, y que permiten observar la asociación de la sidra con el champagne y con la cerveza, con el uso de botellas comunes en las tres bebidas, dando lugar a muchos equívocos a primera vista.
La planta superior, permite un doble recreo, por una parte la visión de toda la exposición de la planta inferior y por otra la familiarización de forma directa con todo el entorno de la sidra.
Lo primero que se observa, es el equivalente a un desván de un llagar, dónde se almacenan útiles, herramientas e instrumentos domésticos. Seguidamente se observan los paneles informáticos. Cuatro paneles, que mediante técnicas audiovisuales y textos, permiten un acercamiento directo a la historia y entorno de la sidra. La historia, sus imágenes, sus historietas y las canciones de chigre, son los mundos en los que el visitante se puede adentrar en su conocimiento.
Las escaleras de bajada a la planta inferior, y en la misma planta, se visualizan elementos gráficos y documentales del siglo XX, relacionados con la sidra. Entre ellos, se encuentran colgados, todos los carteles de los XXXIV festivales de la sidra, realizados en Nava. Festival, cuya primera edición se celebró el 21 de junio de 1969, que cuenta desde 1989 con la calificación de fiesta de interés turístico nacional, nació con carácter bianual, teniendo desde hace años carácter anual. Es todo un canto a la sidra, celebrándose entre otros un concurso internacional de escanciadores, y los de mejor sidra natural de Asturias y de Nava.
Como bien dice el refrán: “de bien nacidos es ser agradecidos” y en este espacio es visible un cuadro, que recoge el nombre de todas las entidades mercantiles colaboradoras, las colaboraciones particulares y los nombres de personas o entidades que han donado o cedido una buena parte de las piezas expuestas. Sin la colaboración desinteresada de todos ellos, el museo no sería lo mismo, y la Fundación de la Sidra, muestra de esta manera constancia de ello.
Las instalaciones del museo, se completan con un espacio dedicado a almacén, despachos diversos y un salón de actos multiusos, que recoge múltiples actividades relacionadas con el mundo de la manzana y de la sidra.
Cabe resaltar un importante premio, que la Fundación gestora del museo, convoca con carácter internacional desde el año 2001. El premio consta de una escultura alegórica a la sidra, realizada por el escultor asturiano Pablo Maojo, y una dotación económica de //6.000// €. Los galardonados con el mismo, en las ediciones convocadas hasta la fecha actual, han sido:
Edición 2001: Carpintería Terán de Nava.
Edición 2001: Carpintería Terán de Nava.
Edición 2002: Ferme de l´Hermitiére. Jean Luc Coulombier.
Edición 2003: Asociación de sidrerías de la calle Gascona.
Edición 2004: Asociación de amigos de la sidra casera de Sariego y Sidra Fanjul, S.L.
Edición 2005: John Tatcher, Thatcher´s Ciber Company.
Edición 2006: Festival Interceltico de Lorient.
Edición 2007: “La face cachée de la pomme” de Quebeck y Christian Barthomeuf.
Edición 2008: Luis Estrada.
Edición 2009: Asociación galesa de la sidra y la perada.
Museo cuya visita es imprescindible para los amantes de la sidra, de las costumbres tradicionales y de la cultura en general. Su temática y contenido, lo hacen único en el mundo, ya que los existentes en otros lugares –tanto españoles como del resto del mundo- son ecomuseos, cuyo contenido es muy diferente al que se puede observar en este.
Contacto:
Museo de la Sidra.
Plaza Príncipe de Asturias, s/n. 33520 Nava. Asturias.
Teléfono: 985-71-74-22
Precio de entrada: 3,50 € y 2,50 € niños (de 6 a 16 años).
MÁS INFORMACIÓN:
Vídeo del museo.
“Instruirse, instruirse siempre. Este es el verdadero alimento del alma”. Cicerón, Marco Tulio (106-
Muy buen reportaje sobre un precioso museo. Sería de obligada visita para los amantes de la sidra. J.A.C.Álvarez.
ResponderEliminarHabía oído hablar del museo, no le di mayor importancia. Ahora acabo de ver mi error, merece la pena su visita, que seguro realizaré a corto plazo.
ResponderEliminarM.Pendas
Estupendo reportaje, y muy bien detallado, viendo esto ya casi se puede dar por visitado. Pero a mi, que no lo conozco me ha animado a ir. La verdad es que viviendo en Pola de Siero es una verguenza, así que me animaré.
ResponderEliminarRealmente bonito, haber si aprendemos de lo nuestro, que luego vienen los vascos, nos lo llevan todo y encima dicen que lo mejor es de ellos. Será por su ADN.
ResponderEliminarme parece imprescindible visitarlo, y como Presidente de una Asociación, hare lo posible por visitarlo detenidamente
ResponderEliminarSiempre tan atento Julián. Os aconsejo la visita, es muy ilustrativa del sector sidrero, Un abrazo
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