Ubicado en el
edificio que albergó las escuelas entre los años 1908 y 1970.
El pequeño
concejo de Cabranes, ubicado en el centro oriental del Principado de Asturias y
englobado en la comarca de la Sidra, cuenta con una extensión de 38,31
kilómetros cuadrados y con una población de 1052 habitantes –censo de 2016-,
ocupando los puestos 69 y 60, respectivamente, entre los 78 concejos en los que
se divide el Principado.
Viñón es un
núcleo rural y una de las seis parroquias en que se vertebra el concejo,
ubicado en la carretera AS-255, que une Villaviciosa con Infiesto, y dista 2
kilómetros de Santa Eulalia, la capital municipal.
La parroquia
cuenta con la iglesia románica de San Julián de Viñón, datada en el siglo XII
y declarada monumento
histórico-artístico por el Principado de Asturias en 1985 y con el museo de la
Escuela Rural, como sus elementos más destacados, ubicados uno enfrente del
otro separados por la carretera mencionada.
El museo, de propiedad
municipal, fue fundado en el año 2002 y se encuentra ubicado en el edificio
edificado en 1908, siguiendo el diseño del arquitecto provincial de Asturias,
Javier Aguirre Iturralde.
Edificio de dos
plantas, la primera destinada a escuela unitaria con capacidad para 120
personas, distribuida en dos aulas –una para niños y otra para niñas- y la
segunda divida en dos viviendas –una para el maestro y otra para la maestra-,
fue la primera en construirse en el concejo, estuvo abierta hasta 1970 y su
diseño, con leves cambios, sirvió de base para la construcción de las
siguientes levantadas en años anteriores.
En un principio el museo se denominó
“Los museos de Cabranes”, y contaba con dos colecciones: una de cerámica,
procedente de una colección privada, y el de la casa-escuela en base a la
exposición titulada “La escuela del ayer”.
En el año 2006, con su integración en la
Red de Museos Etnográficos del Principado de Asturias, pasa a denominarse el
“Museo de la escuela rural de Asturias”.
Antes de las primeras décadas del siglo
XIX no existía la obligación de escolarizar a toda la población, ni mucho menos
había lugares públicos suficientes para este fin. En España, en los siglos
XVII, XVIII y XIX, en las zonas rurales existían las llamadas “escuelas de
primeras letras”, que se mantenían apoyadas por las juntas vecinales, que
empleaban los escasos recursos del pueblo, como ventas, rifas o donaciones de
particulares, en ayudar a la escolarización. Los padres eran los encargados de
contratar a los maestros y su aportación era importante en víveres para esos
docentes, ofreciéndoles sus casas para dormir y comer. Eran maestros sin
título, y el calendario escolar era de medio año, las llamadas “escuelas
temporeras”.
En Cabranes, como en otros muchos
concejos asturianos, esta situación se prolonga
hasta principios del siglo XX, cuando los niños aprendían lo
indispensable para poder emigrar en la mayoría de los casos. Como no había
edificios escolares, era muy popular hablar de que se “ponía escuela” en los
pórticos de las iglesias o debajo de los hórreos.
Las primeras escuelas, en las zonas
rurales se introducen a principios de siglo, y continúan durante la dictadura
de Primo de Rivera y la II República.
A través de la
visita se ofrece un recorrido cronológico de la historia de la educación en el
Principado de Asturias, con una museografía didáctica que opta por la
recreación, teniendo siempre como referencia a las personas que un día se
educaron en sus aulas, haciendo llegar su testimonio a los visitantes, de forma
que puedan obtener una amplia visión sobre la escuela, su arquitectura,
métodos, medios didácticos y modo de vida de maestros y alumnos en el entorno
rural.
En la planta baja, se encuentra la
recepción del visitante. En la zona de la
izquierda, se puede apreciar una cabecera de la época de la Restauración y otra
de la II República.
Y paneles sobre diferentes tipos de educación aplicables en el entorno industrial de determinadas zonas del Principado, siempre bajo el proteccionismo empresarial, como las escuelas de Bustiello, en Mieres o Solvay, en Lieres.
Cabe resaltar el
espacio en el que se reproducen los diarios “El eco escolar” con las noticias
del concejo, elaborados por los alumnos de la escuela de Torazo.
En el mismo apartado se
encuentran representadas las
etapas de la educación en el Principado de Asturias desde 1908, fecha de
inauguración del edificio, hasta 1970, año en el que se cerró y de la Ley
General de Educación, con el comienzo de la Educación General Básica (EGB)
dividida en ciclos y la impartición de la segunda etapa de la misma en escuelas
graduadas.
A la derecha se encuentra un aula de la
época de Francisco Franco (1939-1970), con la mesa del maestro presidida por la
fotografía del Jefe del Estado, recreada tal como era en la época, según
testimonio de antiguos alumnos, y con muebles y libros recogidos de las
escuelas. Con espacio para la costura, imágenes religiosas, mapas, encerados,
etc.
El material utilizado en la escuela eran
la pluma, el tintero, pizarra y pizarrín, el “rayas” para aprender a leer,
catón, cartillas, métodos de escritura y de lectura, caligrafías,
enciclopedias… y una libreta de sucio y otra de limpio, que no podían empezar a
utilizar hasta no tener cierta destreza con la pluma. En estas, se “copiaba” la
lección de cada día con sus correspondientes dibujos, títulos rotulados y
márgenes. De todos ellos hay suficiente muestras en este espacio museístico.
Siguiendo
fielmente el diseño del arquitecto, se ha reconstruido la vivienda del maestro,
con la pretensión de crear un espacio donde queda reflejada su vida familiar y
laboral.
La misma se encuentra en la parte derecha de la segunda planta, en la que se
han rehabilitado los espacios de la cocina, despensa, habitaciones y salón, con
el mobiliario de la época, incluida una radio, el gran descubrimiento de la
época de la postguerra civil.
Destacable el escritorio del maestro,
que da una idea del peso social tan importante que tenían esos docentes en los
ambientes rurales. Mediadores en muchas gestiones, eran una referencia para sus
vecinos, por los cuales eran muy respetados.
En la mano izquierda, en lo que fue la
otra vivienda del maestro/a, se ha habilitado una sala polivalente, en la que
se encuentra una exposición temporal de juguetes tanto de niños como niñas
propiedad del maestro de Avilés, Adolfo Prado.
En la misma planta, una pequeña sala
está dedicada al libro escolar, con vitrinas que recogen diferentes ejemplares
de libros y máquinas de escribir y un taller para actividades, en el que se
encuentran materiales utilizados por maestros y alumnos en su día a día.
El desván se ha habilitado como centro
de rehabilitación de material expositivo.
Las escaleras que comunican las tres
plantas están decoradas con diferentes fotografías de grupos de escolares, con
un especial apartado para la escritora local María Josefa Canellada.
OBSERVACIONES:
Teléfonos de
contacto: 985 89 82 13 / 985 89 80 02
MÁS INFORMACIÓN. Pinchar en enlaces.
“La
educación y la cortesía abren todas las puertas”. Thomas Carlyle (1795-1881)
historiador, critico social y ensayista escocés.
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