domingo, 10 de mayo de 2015

Balneario Gran Hotel Las Salinas, el balneario de la ancha Castilla.

Situado a 4 kilómetros de Medina del Campo, es uno de los referentes termales de España.

Medina del Campo, situada en el suroeste de la provincia de Valladolid,  de cuya capital dista 54 kilómetros, cuenta con una extensión de 159,60 kilómetros cuadrados y una población de 20679 habitantes. Situada a una altitud de 725 metros, cuenta con el título de "Villa" y es capital del municipio de mismo nombre y cabecera de la mancomunidad Tierras de Medina. Ligada históricamente a la corona de Castilla, primero, y a la de España después, ya que en ella vivió largas temporadas, dictó sus últimas voluntades y falleció Isabel la Católica.
Aunque no hay documentación escrita, la tradición hablada ha transmitido que en su municipio, a cuatro kilómetros de la villa en dirección a Velascálvaro, existe desde el siglo XVII un lugar denominado Las Salinas. Al él acudían las gentes de la comarca y de las provincias castellanas a aplicarse las sales minerales, que el efecto vaporizante del sol y los vientos dejaba en pequeñas lagunas de agua allí situadas, y que completaban con baños en charcas cuyas aguas contenían un gran número de minerales y tenían temperaturas entre 25 y 30 grados centígrados.





Balsa, actualmente recuperada, similar a lo que en su momento han podido ser las lagunas.





Pronto la fama de los tratamientos que allí realizaban y su efecto sobre los problemas de piel, del aparato locomotor y en los retrasos del crecimiento, corrió de boca en boca y al lugar cada vez acudían más personas en busca de la solución para sus enfermedades. Unos lo atribuían a los efectos del agua, pero otros a la influencia de la Virgen de las Salinas, a la que muchos veneraban y hacían exvotos de diferentes tipos en la capilla que albergaba la imagen de la Virgen, que se destruyó en 1801 siendo la imagen trasladada a la Colegiata de San Antolín, en la cercana Medina del Campo.





Colegiata de San Antolín.





A finales del siglo XIX la fama de las Salinas como lugar de curación fue agrandándose, acudiendo cada temporada una gran afluencia de gente, lo que motivo que el propietario del solar -Manuel Ortiz de Pinedo- construyera en 1891 el primer edificio para alojar enfermos y un establecimiento termal, en consonancia con la moda entre la burguesía de acudir a balnearios de hidroterapia.





Antigua casa del médico y anexo, actualmente reconvertido en lavandería y almacén.





En 1893 la Gaceta del Ministerio de Gobernación publica la declaración de las aguas de los cuatro manantiales de las Salinas: Manolito, Tenacidad, Anita y Santa Elisa, primero minero medicinales y posteriormente de utilidad pública





Manantiales del balneario, el segundo de ellos es el principal suministrador del mismo.





Con la oficialidad, el volumen de clientes creció y pronto se construyo un nuevo hotel, y en los aledaños de la finca otros empresarios promovieron dos hostales de menor categoría. Iniciado el siglo XX se crea una sociedad, cuyo mayor accionariado era el de la familia medinense Belloso que adquiere toda la propiedad e impulsa la creación del Gran Hotel Balneario Las Salinas.
Edificio construido en 1912 bajo el diseño de los arquitectos Javier González Riancho y Gonzalo Bringas Vega, a imagen y semejanza del palacio de la Magdalena, de Santander, en estilo ecléptico con influencias inglesas y francesas. En ese mismo año se construyo la ermita de la Virgen de Las Salinas, se rehizo y modernizo la antigua casa de baños y se comercializaron industrialmente las aguas minero medicinales.










La terapia aplicada en el balneario mediante un baño hiperconcentrado de sales en forma de cloruro sódico obtenido mediante la vaporización del agua fue un un elemento diferenciador, siendo el único que lo aplicase en España, convirtiéndose en todo un referente en el ámbito del termalismo español y europeo, dando servicio a más de dos mil personas en el período de junio a septiembre.





Bañera y jarra utilizadas en su momento, y con actuales funciones decorativas.




El complejo hotelero dentro de la finca se componía del Gran Hotel, con 100 habitaciones, el primitivo hotel que quedó como de segunda clase y el de San Rafael. Estando en fincas anexas el hotel de Luisita y Paca y la fonda de Simeón Casado. Un servicio de coches, primero de caballos y después de motor, unía el balneario con Medina del Campo y la estación del ferrocarril.





Antiguo despacho  del médico y aparatos de oxigeno de diferentes épocas.




Los primeros años del siglo XX fueron la época dorada del complejo, cortada por el estallido de la guerra civil, que dio paso a más de medio siglo sin actividad termal en la finca.
Primero fue ocupado por el ejercito en la guerra civil y convertido en acuartelamiento de los soldados llegados del norte de África, sirviendo también como hospital de heridos de guerra.
Finalizada la guerra y dado el deterioro del conjunto, la propiedad no quiso hacerse cargo del mismo y en 1941 la finca y todos los inmuebles pasan a ser propiedad del Patrimonio Nacional, que lo adquirió para habilitarlo como orfanato de niños huérfanos de la guerra, creando en el entorno un referente social de este tipo, que se completaba con otro orfanato de niñas en una finca anexa.
Orfanato que estuvo en funcionamiento desde 1941 a 1954 en el que cerró sus puertas y fue adquirido por la orden religiosa de los Salesianos, que establecieron allí un Seminario, para abandonarlo varias décadas después, sufriendo el edificio un incendio devastador poco tiempo después.





Actual cafetería y antigua habitación del hospicio.





En 1988 la finca y sus bienes son adquiridos por la empresa “Promotora Madrileña de Inversiones, S.L.”, para reconvertirlo en residencia de ancianos, cambiando su decisión por recuperar su primitiva función por influencia de un médico familiar del accionariado mayoritario.
Durante un año de ingente trabajo se recuperó su carácter termal, trabajando con planos antiguos, realizando excavaciones y catas en diferentes lugares del subsuelo, descubrimiento antiguas galerías por dónde transcurría el agua termal, limpiando los antiguos manantiales y construyendo una planta con piscina, bañeras de hidromasaje y sala de chorros. Asimismo se reconstruyó todo el interior del gran hotel, abriéndose de nuevo al público en agosto de 1989.




Uno de los manantiales recuperados, pendiente de restauración.





La gestión emprendida no fue fructífera económicamente y Las Salinas no sólo no formo parte del boom que vivió el sector en la última década del siglo veinte, sino que se vio abocado al cierre en el año 2002, quizá por olvidarse de su razón de ser y no crear una oferta de balneoterápia con sus aguas minero medicinales.







La propiedad paso a ser del banco Argentaría, que la saco a subasta en diferentes ocasiones sin resultado positivo, hasta que en abril del año 2006 una empresa gallega adquiere la misma. Después de cinco meses de rehabilitación, remodelación y arreglos en el hotel y cambios en las instalaciones termales ampliando la oferta terapéutica, en octubre se abre de nuevo al público el hotel y el balneario.




Incorporaciones realizadas al balneario en las reformas de 2006.





Poco a poco el complejo va recuperando la credibilidad perdida, creciendo en ocupación y solventando los problemas económicos que lastraron su crecimiento, recibiendo un nuevo impulso en marzo de 2008, con un cambio en la dirección y gestión, acompañado de una muy importante reforma de las instalaciones termales con nuevas construcciones que le han permitido adaptándolas a los nuevos tiempos.






Nuevo edificio que acoge parte de las instalaciones termales actuales.




Las Salinas es en la actualidad el único balneario que ha funcionado en la provincia de Valladolid durante los siglos XIX y XX, cuyas aguas están consideradas como las terceras mejores aguas madres de Europa, en el que se puede realizar desde el genérico circuito hasta tratamientos personalizados. En la actualidad, a abril de 2015, el complejo lo integran instalaciones con más de 5.000 metros cuadrados y 80,000 metros cuadrados de jardines; hotel de tres estrellas con 64 habitaciones, amplios salones con diferentes capacidades e instalaciones aptas para diferentes actividades y con una especial y cuidada restauración referencia en la comarca para todo tipo de eventos.















La oferta mercantil del complejo se complemento y complementa con una atípica oferta cultural, realizándose exposiciones periódicas de diferentes temas, basada fundamentalmente en las relaciones personales de las diferentes propiedades con artistas contrastados, entre los que destaca el pintor y escultor Cristobal Gabarrón.




Piezas escultóricas repartidas por los jardines.





A este artista murciano de nacimiento y vallisoletano de adopción, se deben los trabajos de restauración y rehabilitación de la capilla realizados en el año 2000 por encargo de la UNESCO para simbolizar las inquietudes de la Cumbre del Milenio de la ONU, inaugurada el 20 de septiembre de 2001, por el entonces ministro de interior y actual presidente del gobierno de España, Mariano Rajoy Brei.







La capilla, llamada desde ese momento del Milenio, no está abierta al culto y a fecha de abril 2015 se encuentra vacía, dado que las pinturas alegóricas que albergaba forman parte de una exposición itinerante. Pinturas que simbolizan la paz, solidaridad, libertad, tolerancia, igualdad, naturaleza y educación, y que mediante unos murales de casi 500 metros cuadrados el artista captó el espíritu de la mencionada Cumbre.









Lo que si se puede observar es la peculiar pieza que el artista construyó en la misma época y que luce llamativa en el centro de la piscina exterior del complejo.









El complejo, en la actualidad, bajo la gerencia de Antonio Castellanos y la dirección hotelera a cargo de Daniel Calleja, ha recuperado la referencia que tuvo en tiempos préteritos siendo todo un referente turístico de Medina del Campo y de su comarca, colaborando con todas las iniciativas que en la misma se producen, de la que sin duda es uno de sus principales puntos de atracción. Historia, arte, tranquilidad, confort, buenas instalaciones termales con aguas medicomedicinales de reconocidas bondades y excelente gastronomía forman un conjunto de atractivos difíciles de igualar en complejos similares, cuya visita recomiendo desde estas líneas.




Con Daniel Calleja.






MÁS INFORMACIÓN. Pinchar en enlaces.
www.balneariogranhotellassalinas.com.

MÁS INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA. Pinchar en enlaces. 




"En tierras aguas, en las tierras sal. Por tus poros manan, salud y bienestar. Blanco es el tapiz, que deja el sol. Relajado, feliz, quedó, se baño. 
Para los cuerpos. que hasta aquí quieren caminar. Tú alimentabas todo el alma, de aquellos que venían a tú agua.
Recuerda en ello tempore. Niños dormían en tu pared. Años después Capilla fuiste. Y hoy un buen café me serviste".
Poemas expuestos en la cafetería del complejo.


2 comentarios:

  1. Muy interesante la historia de este balneario. Me apunto a conocerlo este verano. Gracias por darlo a conocer. Florencio Vega.

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  2. Un hotel debe contar con la decoración e iluminación adecuada para ofrecer una experiencia memorable. Desde el lobby hasta las habitaciones, cada detalle influye en la comodidad y el disfrute de los huéspedes.

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