Celebrada
en Avilés el 17 de febrero de 2015, con motivo de Salenor 2015.
En
el pabellón de la Magdalena de Avilés, se ha celebrado los días
16,17 y 18 de febrero, la VII edición del Salón de la alimentación
y el equipamiento del norte de España (Salenor), que tiene carácter
bianual. Edición
que contó con un alto número de expositores y participantes y un
completo programa con diferentes actividades complementarias de todo
tipo, siendo el VII Concurso de cortadores de jamón de Asturias su
plato fuerte en este apartado
Entre
las demostraciones programadas destaco la coordinada por “Gustatio,
comunicación y eventos gastronómicos” bajo el título “Carnes y
vinos del mundo”, que fue presentada y dirigida por su director,
David Fernández-Prada, y que contó con la presencia de
representantes de las ganaderías cuyas piezas se degustaban o de sus
comercializadores, así como de representantes de alguna de las
bodegas.
El
objetivo no era otro que dar a conocer y poder degustar de manera
continuada diferentes carnes del vaca y buey del mundo, para observar
las diferencias de textura y sabor de las mismas y armonizarlas con
diferentes vinos seleccionados para la ocasión. Para ello el equipo
de Gustatio se valió de una parrilla industrial con carbón vegetal
en el anexo al salón dónde se celebró la degustación y fue
sacando cada tipo de carne según le fue solicitado.
Las carnes listas para ser preparadas.
La
primera en degustarse fue la carne de la raza “Ternera asturiana”
suministrada por “Bioastur Cooperativa Ganadera” con sede en
Porrúa (Llanes), que cuenta con ganado de las razas autóctonas
Asturiana de la Montaña o Casina y Asturiana de los Valles. Esta
ganadería sostenible, certificada con la IGP Ternera Asturiana y por
el Copae, como ecológica, tiene la peculiaridad de que sus ganado
pasta al borde del mar Cantábrico.
Por
esta ganadería no asistió nadie en su representación y las
chuletas degustadas eran de una vaca joven, de 12 meses de vida, cuya
carne destaco por su fina textura y suave sabor, que se armonizó con
el vino “Matsu el Pícaro 2013”, de la Denominación de Origen
Toro, que aún teniendo una muy floja nariz en boca se mostró fuerza
y potencia.
La
segunda carne en degustarse fue la de la raza Tudanca, de “Ganado
de Anievas, S.C.” de Villasuso de Anievas, en Cantabria, que fue
presentada por su director Enrique Elena Viadero.
La
Tudanca es una raza autóctona cántabra en extinción, de la que
existen unas 12.000 cabezas -muchas de ellas cruzadas- de muy bajo
rendimiento, resistentes y adaptadas al medio, similar en ciertos
parámetros a la raza asturiana Casina. a
carne degustada correspondía a la de un novillo de 24 meses, que se
caracterizo por un sabor más intenso que la anterior y una correcta
textura.
Carne
que se armonizó con la elaboración “Valduero 1 Cepa 2011”, de
la Denominación de Origen Ribera del Duero, que fue presentado por
su director comercial, presente en la feria. Este vino que se elabora
de un viñedo con muy poca producción, en el que de cada cepa se
obtiene un kilo de uvas y de este una botella, mostró un excelente
color, buena nariz y un paso por boca que quedo marcado por su
carnosidad y tanicidad aún por pulir.
De
Cantabria se paso a León para degustar la carne de buey de raza
Parda de Montaña que se comercializa con la marca “Valle del Esla”
y que fue presentada por su director Luis Miguel Mencía y que en el
Principado de Asturias es distribuida por Exclusivas y Distribuciones
Jacasa 2014, S.L.
La
marca Valle del Esla es un proyecto creado por el empresario David
Álvarez, propietario del Grupo Eulen y de la bodega Vega Sicilia, en
la montaña leonesa con ganado en una buena parte de la cordillera
cantábrica en su vertiente leonesa mediante acuerdos con ganaderos y
con matadero en Sabero, en el año 2000.
Este
proyecto empresarial tiene como elemento diferenciador “la marca”,
apostando desde sus inicios por la comercialización bajo su marca de
la carne de bueyes criados en régimen extensivo y trabajando desde
sus inicios para que la administración legislará lo que es la carne
de buey, siendo definida en 2003 como aquella procedente de un macho
castrado con más de 4 años de vida.
La
carne degustada fueron dos chuletas de lomo bajo de un buey
sacrificado con 54 meses y una maduración de 30 días. Carne de un
color rojo brillante, de sabor intenso, casi montuno, con el justo
punto de grasa infiltrada y textura consistente.
Carne
que fue armonizada con el vino “La Galbana 2012”, acogido a la
Denominación de Origen Bierzo, elaborado por Bodegas Merayo, que fue
presentado por su elaborador Fermín Uría. Vino monovarietal de
Mencía, con una estupenda nariz, contundente cuerpo, sedoso en su
entrada de boca, frutal y redondo en su final, que acompaño
estupendamente a la carne resaltando a la misma.
Javier
Rubín fue llamado para relevar en la mesa a Fermín Uría para
explicar la degustación siguiente. Su empresa, Exclusivas Rubí, S.L
es la distribuidora para Asturias de la carnes de la “Finca de
Jiménez Barbero” con sede en Colmenar de Arroyo, en Madrid, que
crían vacas, terneras y bueyes cruzadas de la raza Charolesa, con
las autóctonas Avileña y Retinta, con genética propia y alimentos
específicos.
La
carne degustada fueron chuletas de buey de lomo alto, de 48 meses,
que se caracterizó por una correcta textura y un sabor agradable con
un leve final dulzón y que se armonizó con la elaboración francesa
del Pomerol “Chateau Montiviel 2005” elaborado con las varietales
Merlot (80 %) y Cabernet Franc (20 %), que aunque algo evolucionado,
acompaño más que dignamente la ingesta de la carne.
Con
la intervención de José Gordón, propietario del restaurante “El
Capricho” de Jiménez de Jamuz, en León, la degustación llegaba a
su ecuador.
La
búsqueda de animales con una morfología propia, a los que les da el
tiempo adecuado para que sean consistentes -el mayor que sacrificó
peso 1238 kilos- y acumulen grasa y que sean dóciles, es la
filosofía que sigue este empresario cuyo establecimiento se ha
especializado por el comercio y servicio de carne de buey,
constituyéndose en todo un referente nacional. En la actualidad
tiene 63 animales con una edad media de más de cinco años, que
conviven en una finca alejada de carreteras, altas tensiones y
ruidos, en régimen extensivo con comida a discreción.
La
carne presentada para degustar pertenecía a un buey de la raza Rubia
Gallega, de 7 años de edad, con una grasa subcutánea calificada de
grado 5, con una maduración de 90 días. Carne que se armonizó con
el mismo vino francés que la anterior, y que destaco por su fina
textura, su alto grado de infiltración y por su potente sabor con
leves notas de reducción mantecosa.
Aunque
no estaba previsto, José Gordón que se desplazo con su propio
parrillero para elaborar sus carnes, presento otra carne más, pero
antes explicó sus máximas de funcionamiento.
El parrillero del Capricho, en el centro, con el equipo de cocina de Gustatio.
Detalló
la importancia que tiene conocer a los animales para conocer sus
carnes; no ser partidario de maduraciones excesivas, ya que eliminan
grasas; su debilidad por trabajar con razas portuguesas; que la carne
se debe de trabajar entre los 50 y 53 grados, ya que a partir de los
55 se funde y en una sola vuelta; que el grosor, corte y sellado
deben de ser uniformes; la importancia de la temperatura de servicio
que debe de ser en torno a los 38 grados y que se debe de servir sin
el hueso, pero a la vista del cliente.
Todo
ello como preámbulo antes del servicio de las chuletas de un nuevo
animal de misma raza que el anterior, pero con dos años más de vida
-9 años- y misma maduración, cuya ingesta se caracterizó por una
mayor textura y un sabor más pronunciado e intenso que la anterior.
Carne
que fue acompañada por la elaboración del Piamonte italiano
“Cascina Nova 2007”, monovarietal de la autóctona Nebiolo,
comercializado como el anterior por Coalla Gourmet en el Principado.
De color atractivo, aunque poco intenso, reducido en nariz, muy justo
de cuerpo, de paso licuado y evolucionado se quedó corto ante la
contundencia de la carne.
El
mismo vino fue el que armonizó la nueva y última carne, y ante la
que mantuvo un poco mejor el tipo. Carne de la finca Santa Rosalía
en Vizmalo (Burgos), perteneciente al grupo Altube Garmendía y que
comercializa en Asturias Exclusivas Rubín y que fue explicada de
nuevo por Javier.
Carne
de buey de la raza Wagyu, de la que cuentan en la finca con 600
animales, con un alto grado de infiltración y que son
comercializados con un mínimo de 120 días de maduración. La
elegida para su degustación fue la de la sobrecostilla, piezas de
entre 2 y 2,5 kilos, que resultó sabrosa en su ingesta pero con
bastante menos textura que las tres anteriores.
Cuando
se pensaba que el evento había finalizado, David nos deparo una
grata sorpresa, se iba a servir una nueva carne de la que no se iban
a realizar explicaciones ni decir su procedencia. Realizado su
servicio y su ingesta, hubo intervenciones en varios sentidos,
resultando ser al final una carne de Avestruz, comercializada por la
madrileña firma Del Soto, que en de buena presencia y corte, en boca
tuvo una correcta textura, pero un sabor dulce para nada en
consonancia con las degustadas anteriormente, aunque como
peculiaridad diferencial no estuvo mal.
Estupenda
iniciativa la del amigo David, que acerco a los asistentes que
abarrotamos la sala, con un aforo mayor del previsto de 40 personas,
al complejo mundo de las carnes de animales vacunos sacrificados con
un mayor tiempo del normal y unas altas maduraciones previas al
consumo. Carnes de razas diferentes, nacionales y extranjeras, con
animales de diferentes edades y maduraciones diferentes, que sin duda
han servido para valorar sus texturas y sabores, en una experiencia
no fácil de realizar.
Los cinco vinos que armonizaron las carnes, por orden de servicio.
MÁS
INFORMACIÓN.
“La
carne sobre el hueso relumbra como un espejo”. Refrán español.
jmgourmet.es
ResponderEliminarAprender a degustar todo tipo de cortes de carne implica probar diferentes formas y técnicas de cocción. Explorar distintos sabores y texturas es clave para apreciar la diversidad culinaria.