El Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo acogió por primera el
Festival de la Caparronada, en el Principado de Asturias, organizado
por el Centro Riojano de Asturias.
Fieles a su cita invernal, los riojanos con residencia en el
Principado de Asturias acudieron a la cita de la directiva del Centro
Riojano de Asturias para disfrutar un año más de la gastronomía de
su tierra natal, y en concreto del festival de la Caparronada, que ha
cumplido una década de existencia.
El sábado, 14 de febrero de 2015, fue la fecha elegida para realizar
el mismo, que se ha celebrado por primera vez en el restaurante de la
tercera planta del Auditorio Príncipe Felipe, cedido para el evento
por el Ayuntamiento de Oviedo. La logística y servicio fue a cargo
del catering “A mesa puesta” de Oviedo, y al igual que en
ediciones anteriores la gestión, adquisición y elaboración de los
caparrones a cargo de Tomás Sanchos, ejerciendo Modesta de repostera
mayor, complementada en esta edición por la confitería Flor y Nata
de Calahorra.
Y allí nos dimos cita en torno a ochenta comensales para disfrutar
de la rica gastronomía riojana, en mi caso invitado de nuevo por el
inquieto riojano y eficiente presidente del Centro, Julián
Ruiz-Cantabrana, que siempre se acuerda del que suscribe para
invitarle a los múltiples actos que organiza esta asociación que
sin duda es ejemplo para muchas otras.
Y una edición más, si mi memoria no me falla ya son cinco ocasiones
en las que he disfrutado y profundizado en una gastronomía tan rica
como variada, he podido compartir mesa y mantel con viejos conocidos
que también acuden a su llamada y que hacen aún más gratificante
este evento. Nuestros anfitriones Julián y su inseparable Esperanza:
Alfredo Canteli, presidente del Centro Asturiano de Oviedo y su
esposa Marta; Fernando Aldea, ex jefe de la Comandancia de la Guardia
Civil en Asturias y su esposa Araceli y José Ramón Pando, concejal
de turismo y festejos del Ayuntamiento de Oviedo, han sido las
personas con la que he compartido mesa y disfrutado de la comida.
A la llegada de los invitados Tomás Sanchis, cocinero mayor y uno de
los factotum del Centro, se afanaba en cocina ayudado por Esperanza y
el equipo de catering en ultimar las viandas que se degustarían en
breves momentos. Él es el encargado de gestionar todas las
adquisiciones de los productos riojanos, de coordinar la logística
necesaria para que todos lleguen en su momento y de cocinar y
preparar los platos que se degustan en este peculiar evento que rinde
homenaje a uno de los platos más tradicionales de la querida tierra
riojana.
El menú diseñado ha sido similar al de ediciones anteriores, con
leves modificaciones, comenzando por el típico aperitivo para
compartir en mesa compuesto por el embutido de la sierra -salchichón
y chorizo- tiras de pimientos asados con su aceite, morcilla de arroz con cebolla caramelizada y pimientos del piquillo rellenos de anchoas del Cantábrico en
aceite de oliva.
Al aperitivo siguió el servicio de los protagonistas de la velada,
de los caparrones con sus sacramentos, plato estrella este de la
alubia agarbanzada y fundamento del festival. Caparrones, como no,
de Anguiano, los más afamados en la Comunidad, tan escasos como
valorados, de los que su siembra, riego, colocación de palos,
arranque, trilla, limpia, cribado y selección se siguen haciendo
como antaño y no de mata baja mecanizada como se estila en la
actualidad.
Exquisitos caparrones, finos y mantecosos, que se deshacían en la
boca, enriquecidos con sus sacramentos: chorizos, tocino, panceta,
manos y orejas del cerdo de la matanza realizada meses atrás. Lo que
ha faltado en esta edición, con respecto a otras, han sido las
guindillas en aceite para condimentar los mismos, el que suscribe no
las ha echado de menos, pero seguro que algún riojano de pro sí.
Con aún el grato sabor del plato serrano por excelencia, se sirvió
el postre como final de la suculenta comida. Postre que en esta
edición ha variado por completo, siendo sustituidos los clásicos
fardalejos al estilo de Arnedo, por canutillos de crema y por los
Calagurris.
Fardelajos cuya elaboración corre a cargo de la repostera mayor del
Centro Riojano, la asturiana Modesta cónyuge de riojano de Cervera
del río Alhama, y que en esta edición no pudo estar presente por
razones personales, pero que no se olvidó de sus compañeros y envió
unos no menos deliciosos canutillos de crema.
Canutillos a los que acompañaban el Calagurris, postre típico de
Calahorra, enviados para la ocasión por José Gabriel Pérez,
propietario de la confitería Flor y Nata de la mencionada localidad
y presidente de ARTESAR -Asociación de artesanos de la Rioja- a
quién el Centro Riojano organiza cada mes de octubre su mercado
tradicional en la polivalente plaza carbayona de Transcorrales.
El no menos tradicional vino riojano, con marca Alfonsina, el café y
el pacharán de marca Las Endrinas, complementaron un Festival realizado íntegro con productos riojanos, a excepción del pan y agua, con
menos protocolo que en ediciones pasadas pero explendidamente disfrutado por todos los asistentes, que
confraternizar y aprovechan para recordar tiempos pretéritos de su
añorada tierra, a los que no sumamos asturianos encantados de poder
acompañarles y disfrutar de una rica gastronomía que no forma parte
de nuestro día a día.
Con los riojanos Julián y Tomás y el amigo Román Alonso, responsable del eficiente personal de servicio.
MÁS INFORMACIÓN.
Refrán: "Beber y comer son cosas que hay que hacer”
No hay comentarios:
Publicar un comentario