viernes, 9 de septiembre de 2016

Bernabe Aguirre, culmina su 600 ascensión al picu Urriellu.

Ascensión número 600 al emblemático Picu realizada el 30 de agosto de 2016, en la que tuve el placer de acompañarle.


El asturiano Bernabé Aguirre López, nacido en 1957 en la pequeña aldea de Cofiño, en  el concejo de Parres, en la falda del Sueve, ha sido un ejemplar profesional de la Guardia Civil, es un contrastado montañero y escalador y ha sido miembro del equipo nacional de esquí de fondo.
Bernabé ingresó con 15 años en la academia de la Guardia Civil de Valdemoro (Madrid), dónde se formó durante tres años antes de ingresar en el cuerpo. Su primer destino en 1976 fue Mieres, formando parte del Grupo de Socorro de Montaña de la Guardia Civil, del que fue instructor. En el año 1987 es destinado a Jaca, al CAEM  -Centro de Adiestramientos Específicos de Montaña-, dónde ejerció de instructor de los guardias destinados al GREIM –Grupo de Rescate Especial de Intervención en Montaña- hasta septiembre de 2013, que se retiró del servicio activo. En su labor profesional ha participado en más de doscientos rescates de montaña directamente y en otros tantos como instructor.
Si el rescate de montaña ha sido uno de sus ejes en la vida, no menos lo era y es, los Picos de Europa, y en concreto el picu Urriellu, del que es un auténtico enamorado. A él subió por primera vez en 1978 junto con sus amigos Eric Pérez y José Luis Somoano y de él destaca lo excepcional de su piedra, única en el mundo.




A Bernabé tuve el placer de conocerle a través de nuestros comunes amigos de ACAS –Asociación Conservadora del Asturcón del Sueve- en agosto del año 2014 con motivo de la celebración de la “Fiesta del Asturcón” en la majada de Espineres.




De izquierda a derecha Víctor Villar, Santos, Bernabé y Javier, en la Fiesta de Espineres 2016



En uno de nuestros encuentros, en diciembre de 2015, salió a conversación el mítico PICU, cuya ascensión es uno de los objetivos que tengo marcados desde mi más tierna infancia. Dicho y hecho, falto tiempo para que el bueno de Berna afirmase que en el verano ese objetivo lo iba a conseguir, que lo escalaría con él, a pesar de mi advertencia de que jamás había realizado escalada alguna, salvando contados pinitos en mi tierna juventud.
A principios de agosto de 2016, conversando con el común amigo Paco Cordero de montaña en casa de su suegro Javier Escobio en Cereceda, en la falda del Sueve, con vistas a los Picos con el imperial Torrecerredo destacando altivo, le comente el ofrecimiento de Berna, sumándose rápidamente al mismo, a pesar de que tampoco había realizado escalada.
Mis dudas para acometer mi sueño se desvanecieron ante el empuje de Paco, fijando en mutuo acuerdo con Berna el intento de ascensión para el lunes 29. Ya no había marcha atrás, tocaba intentar hacer el sueño realidad. Berna se encargaría de toda la logística y del material necesario para acometer la ascensión.
Por un compromiso particular de nuestro maestro, el intento se tuvo que retrasar un día. Y así a media tarde del lunes, en subida acompasada entre borrina desde Pandébano, por la Terenosa, el collado Valleju y les Travieses, llegamos a la base del Urriellu, salvando los 735 metros de desnivel existente entre ambos puntos. Y a su refugio, que toma el nombre de Juan Delgado Ubeda, el montañero y arquitecto que lo diseño en 1954, dónde nos esperaba Berna, y  dónde cenaríamos y dormiríamos.









La primera grata sorpresa fue que con él estaba su amigo, guía de montaña y excelente montañero y escalador Eric Pérez, conocido personal desde hace ya tres décadas largas y al que hacía muchos años que no veía, quien al día siguiente tenía contratado sus servicios profesionales para subir con dos montañeros de Oviedo el Picu. La segunda, aún más grata, que iríamos los seis juntos en la expedición, de esa manera Berna y Eric aunarían sus esfuerzos para ayudar en la ascensión a los cuatro neófitos.










El madrugón del día siguiente, con salida a las 6 de la mañana del refugio, para acceder a la base de la cara Sur a través de la canal de la Celada, ascendiendo los casi 300 metros de desnivel desde el refugio, se compensó disfrutando de un precioso amanecer que presagiaba un gran día montañero, siendo los primeros en llegar de un buen número de compañeros que a lo largo de la mañana fueron llegando con el mismo objetivo.





En la canal de la Celada, a la vuelta.




En la base se encuentra la llamada “Vía de los Martínez”, en teoría y en la práctica la menos compleja -que no fácil-  de las muchas abiertas en las cuatro caras del Picu, por la que estaba previsto la ascensión, y que tiene 120 metros de escalada y 150 de trepada, desde el anfiteatro a la cima.
Vía también conocida como “Sur clásica” o “Sur directa” llamada así en honor de los hermanos Martínez, Alfonso y Juan Tomás, guardas del Parque Natural de los Picos e hijos del guarda Víctor Martínez, el cuarto en ascender al Picu y el segundo en solitario. Ellos fueron los que abrieron la vía el 13 de agosto de 1944, buscando un itinerario idóneo y con menos riesgo que las existentes hasta la fecha,  para realizar con sus clientes.
Una vez concluidos los preparativos y realizado el cambio de equipamiento necesario, se abordó la ascensión, abandonando el que suscribe a las primeras de cambio, motivado primeramente por problemas de adaptación de los pies de gato suministrados y por falta de la necesaria confianza para afrontar el reto. Todas mis ilusiones se desvanecieron en cuestión de segundos. En otra ocasión será.





Comienzo de la ascensión.





Ello no fue óbice para que mis compañeros hiciesen la ascensión, consiguiendo el objetivo final, inmersos en una alegría tremenda en el caso de Paco, que hice también mía. 
La desilusión inicial pronto fue superada y con mi calzado habitual ascendí a los “Tiros de la Torca” para disfrutar del increíble espectáculo de los Picos, a píe de la inmensa mole calcárea que conforma el Urriellu.




Los Tiros de la Torca desde la base de la cara Sur.

Circo con la canal Bonita a la derecha, desde los Tiros.

Urriellu desde los Tiros.




Para seguidamente esperarlos a píe de la base, ya que la bajada se realiza rapelando por el mismo itinerario de subida y poder contagiarme de la satisfacción del deber realizado, momento en el que Bernabé nos hizo conocedores del hecho histórico que vivía él y del que a nosotros nos hizo inesperados y orgullosos cómplices suyos. La ascensión que acaba de realizar a su querido Picu, hacía la número SEISCIENTOS, espectacular cifra, que lo convierte con toda seguridad en la persona que más lo haya subido. Todo un récord al alcance de pocos.




De izquierda a derecha: Eric, Paco y Bernabé, con la Santina y la bandera de Asturias y el pañuelu de la Fiesta del Asturcón, que les dí cuando mi abandono.



Por tanto el 30 de agosto de 2016, pasará a la historia del mítico Picu, por la gesta de este admirable montañero y escalador, al que el deporte asturiano le debe un más que merecido homenaje. Y que por azares de la vida, ha coincidido con una efemeresis para nada agradable, la del ochenta y ocho aniversario del primer fallecido intentando la escalada, la del montañero ovetense Luis Martínez, el Cuco.
Con toda seguridad que no dejará su récord en este número tan redondo y tan significativo. Fuerzas y sobre todo ánimo y amor a la que fue su profesión y gran pasión no le faltan para poner el listón mucho más alto.
De nuevo mi enhorabuena a los amigos Bernabé y Paco, al primero por una gesta labrada a lo largo de 38 años escalando el Urriellu, y al segundo por lograr su primera ascensión. No pudiendo olvidarme de Eric, todo un excelente profesional que ya lleva más de 400 ascensiones contabilizadas al Picu. El que suscribe sigue manteniendo la llama de la esperanza de pisar su cima y abrazar a la Santina, que domina el abrupto territorio de los Picos desde ella. 










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“La cima no está arriba de la montaña, la cima está al llegar a casa de cada uno después de la ascensión”.Anónimo.



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