sábado, 14 de septiembre de 2013

Festival aéreo de Gijón. VIII edición Julio 2013

VIII edición de un festival que se ha consolidado como una cita imprescindible en el verano gijonés.

Pocos gijoneses, veraneantes y turistas –entre los que me incluyo- podíamos imaginar que  aquél domingo, 6 de agosto de 2006, sería un punto de inflexión en los múltiples actos que se organizan en el verano gijonés, y que con el paso de los años se convertiría en una cita imprescindible del mismo.
El primer domingo de agosto en Gijón siempre se celebraba el “día de Asturias en Gijón” con las populares carrozas y grupos folklóricos recorriendo el muro gijonés hasta el estadio de El Molinón, pero las mismas ya han desaparecido desde hace años y en su lugar se celebra la jira al cerro de Santa Catalina, y aunque sigue disfrutando de la calificación de “fiesta de interés turístico nacional”, obviamente no es lo mismo. Les carroces y la noche de los fuegos artificiales, cada 14 de agosto previa al día grande  de Begoña, eran sin duda las dos referencias populares del verano gijonés.
En el año 2006 el desfile de carrozas ya no se incluía en la programación y con la celebración del Festival Aéreo los gijoneses encontraron un perfecto o mejor sustituto, dada la decadencia en la que ha caído la celebración del mencionado día.
El I Festival tomo el nombre de “Memorial aeronauta Jesús Fernández Duro”, bajo la organización del Ejército del Aire del Estado de España, promovido por el “Círculo Aeronáutico Jesús Fernández Duro de La Felguera” como adhesión al Centenario del fallecimiento del aeronauta asturiano Jesús Fernández Duro –natural de La Felguera-, fallecido el 9 de Agosto de 1906, en San Juan de Luz, a la edad de 28 años, cuando se encontraba construyendo un aeroplano que hubiera sido el primero en volar en Europa, después de haber sido el primer hombre en atravesar los Pirineos por el aire, en un épico recorrido desde Pau (Francia) hasta Guadix (Granada) en una noche de un invernal 22 de Febrero, a 18 grados bajo cero, solo en un globo esférico a gas.
Aquél 6 de agosto según datos de la policía municipal gijonesa, calculó una afluencia superior a la noche de los fuegos artificiales, considerada hasta entonces la mayor concentración de público de los espectáculos gijoneses, que disfrutaron con el espectáculo que habían ofrecido las quince aeronaves participantes. El éxito alcanzado, la intermediación de asturianos que ocupaban altos cargos en el Ejército del Aire y la apuesta del Ayuntamiento de Gijón, han hecho que el Festival acudiese fielmente a su cita anual con el verano gijonés.
El domingo, 28 de agosto de 2013, a su hora habitual de las 12,00 horas, se celebró la VIII edición bajo la organización técnica de la “Asociación cultural aeronáutica española”, el patrocinio del Ayuntamiento de Gijón, Ejército del Aire del Estado de España y Comunicalia, y la colaboración de quince entidades, entre empresas mercantiles y asociaciones diversas.
 
 
 
Público en playa y paseo del muro a la atura de la escalera nº 11.
 
 
El éxito que ha alcanzado el Festival en su corto período de vida, ha permitido a la  organización diversificar los actos confeccionados  en torno a él. Y así el Aeroclub Llanera y la Asociación de Ultraligeristas del Principado de Asturias, realizaron bautismos de vuelos en avionetas, helicópteros y autoligeros desde el aeródromo de la Morgal; el Club de Aeromodelismo el Ferre, realizo un taller de fabricación de un aeromodelo;  el centro cultural antiguo Instituto de Gijón, albergo una exposición estática con reproducciones de maquetas a escala, paracaídas y una cesta de un globo aerostático y simuladores de vuelo; el centro de interpretación del Cine de Asturias, en el casino de Gijón, organizo un ciclo de cine de aviación; oferta que se completa con la posibilidad de realizar vuelos con globos aerostatitos, organizada por la empresa Globo Astur y con los ensayos por las aeronaves participantes en el Festival.
 
Una de las tiendas de venta de recuerdos del Festival, ubicadas en el muro de San Lorenzo.
 
El inestable tiempo del día y de los días previos no fue reparo para que miles de personas fuimos fieles a la cita en la playa y paseo de San Lorenzo, para seguir las acrobacias y exhibiciones con las que nos deleitaron los más de veinticinco pilotos y las aeronaves durante cerca de tres horas, aunque si impidió la presencia de varias de ellas previstas y que no pudieron llegar por las tormentas previas. Festival que quizás por el menor número de participantes y querer alargarlo, a uno le pareció más lento y menos espectacular que en ediciones anteriores, y es que esta claro que esta eterna crisis económica que estamos viviendo nos afecta a todos y a todo.
La Asociación de Ultraligeristas del Principado, con un carrusel de ultraligeros fueron los encargados de abrir el Festival, que como todos los participantes realizaban entrando desde el puerto del Musel y saliendo por la Providencia, a la altura de la isla de la Tortuga. Las dos avionetas “Tampico Dúo” del Aeroclub Llanera y el vuelo del helicóptero “Heliastur”, del modelo Robinson 44, que fue anunciado como el “superventas de los helicópteros, complementaron con sus actuaciones el previo a las realizadas por los naves más sofisticadas.
 
 
 
 
 
 
 
 
 El bimotor “Beechcraft Barón” y los históricos aviones Beechcraft 18, Texan T6 y Mentor, de la “Fundación Infante de Orleans”, pilotados por jubilados de Iberia, fueron los siguientes que cursaron el cielo y la bahía gijonés.
 
 
 
  
A ellos sucedió el  simulacro de rescate de un náufrago frente a la Escalerona por el helicóptero “Augusta Westland Helimer” utilizado en labores de salvamento. La exhibición de pilotaje deportivo extremo realizada por Jorge Macías, tres veces campeón de España en la especialidad, con la nave “Staudacher 300” y sus ejercicios de tonel rápido, looping, abracadabra y pasadas a cuchillo, fueron como eran de esperan de los que más expectación levantaron.
 
 
 
La exhibición de Macías dio paso a la operación del simulacro de apagado de incendio realizado por el helicóptero “Eurocopter” de Bomberos de Asturias, que cargó y descargó agua marina.
 
 

 
 
El histórico “Havilland Chipmunk” confeccionado en madera en la década de los cuarenta del siglo pasado y utilizado como de entrenamiento de la fuerza aérea canadiense, dio paso a los rugidos de una de las joyas del Ejército español, el reactor “AV8 Harrier”, con la que pudimos disfrutar con sus diferentes pasos -como una exhalación, lenta o frenada-  y su humo negro descendiendo sobre las olas.
 
 


 
 
 Los siguientes en surcar el cielo gijonés fueron los cuatro aviones que componían el “Pioneer Team”, formada por ex pilotos de la Patrulla Acrobática de Italia,  que protagonizaron rupturas de formación, cruces arriesgados, espirales, elipses y coronas, y que se despidieron formando con humo la enseña española, y que fue muy valorada a la vez que esperada, al ser un clásico una despedida clásica en todas las ediciones.
 
 

 

 

 
 
 
 
 
El helicóptero “Bell 212” del ejército español, acaparo la atención al realizar un reconocimiento de la zona de la escalera 13, en la que unos terroristas simulaban la captura de un rehén. Seis soldados bajaron a tierra a través de una cuerda y con su pericia y granadas de humo desarmaron a los terroristas, rescataron al rehén y con él subieron de nuevo a la nave.
 
 



 
 
 La tranquilidad fue de nuevo rota por la aparición del “F16” de la fuerza aérea holandesa, que realizo pasadas frenéticas y lentas, ofreciendo un espectáculo de luces de bengala, que se utilizan para despistar a los misiles guiados en combate aire-aire.
 
 

 
 
El colofón final lo puso la patrulla ASPA del ejército del aire español, con base en Armilla (Granada) con sus “helicópteros colibrí”. Única agrupación acrobática del mundo formada por cinco helicópteros, todo un clásico del Festival, y que volvía al mismo después de su ausencia en la edición anterior. Con la realización de diez ejercicios acrobáticos, exhibiciones en formación y con su peculiar y complicado “dos contra uno” con tres de ellos superpuestos, satisficieron al público más exigente.
 
 
 
 
 
 
Con la actuación estelar de la patrulla granadina, se puso el cierre a una nueva edición, de un Festival Aéreo, que parece ser que junto con el que se celebra en Vigo, es el que más éxito cosecha de todos los celebrados en territorio nacional, y en el que desean participar los mejores pilotos de cada especialidad.
Ignoro el presupuesto que cuenta el mismo, pero su éxito es indudable y como he dicho forma ya por mérito propio, un lugar preferente en las celebraciones del verano gijonés en particular, y del asturiano en general, cuya organización debe de seguir teniendo lugar, y a ser posible con una fecha más menos estable, ya que hasta ahora ha fluctuado entre los dos últimos fines de semana de julio y el primero de agosto, ya que sin duda es todo un aliciente turístico, al que se puede sacar un mayor rendimiento a poco que se publicite adecuadamente.
 
“Dichoso es el que no espera nada porque siempre estará satisfecho”. Jonathan Swift (1667-1745) político y escritor irlandés.

 

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