VIII edición de un festival que se
ha consolidado como una cita imprescindible en el verano gijonés.
Pocos gijoneses, veraneantes y
turistas –entre los que me incluyo- podíamos imaginar que aquél domingo, 6 de agosto de 2006, sería un
punto de inflexión en los múltiples actos que se organizan en el verano
gijonés, y que con el paso de los años se convertiría en una cita
imprescindible del mismo.
El primer domingo de agosto en
Gijón siempre se celebraba el “día de Asturias en Gijón” con las populares
carrozas y grupos folklóricos recorriendo el muro gijonés hasta el estadio de
El Molinón, pero las mismas ya han desaparecido desde hace años y en su lugar
se celebra la jira al cerro de Santa Catalina, y aunque sigue disfrutando de la
calificación de “fiesta de interés turístico nacional”, obviamente no es lo
mismo. Les carroces y la noche de los fuegos artificiales, cada 14 de agosto
previa al día grande de Begoña, eran sin
duda las dos referencias populares del verano gijonés.
En el año 2006 el desfile de
carrozas ya no se incluía en la programación y con la celebración del Festival
Aéreo los gijoneses encontraron un perfecto o mejor sustituto, dada la
decadencia en la que ha caído la celebración del mencionado día.
El I Festival tomo el nombre de
“Memorial aeronauta Jesús Fernández Duro”, bajo la organización del Ejército
del Aire del Estado de España, promovido por el “Círculo Aeronáutico Jesús
Fernández Duro de La Felguera” como adhesión al Centenario del fallecimiento
del aeronauta asturiano Jesús Fernández Duro –natural de La Felguera-,
fallecido el 9 de Agosto de 1906, en San Juan de Luz, a la edad de 28 años,
cuando se encontraba construyendo un aeroplano que hubiera sido el primero en
volar en Europa, después de haber sido el primer hombre en atravesar los
Pirineos por el aire, en un épico recorrido desde Pau (Francia) hasta Guadix
(Granada) en una noche de un invernal 22 de Febrero, a 18 grados bajo cero,
solo en un globo esférico a gas.
Aquél 6 de agosto según datos de
la policía municipal gijonesa, calculó una afluencia superior a la noche de los
fuegos artificiales, considerada hasta entonces la mayor concentración de
público de los espectáculos gijoneses, que disfrutaron con el espectáculo que
habían ofrecido las quince aeronaves participantes. El éxito alcanzado, la intermediación
de asturianos que ocupaban altos cargos en el Ejército del Aire y la apuesta
del Ayuntamiento de Gijón, han hecho que el Festival acudiese fielmente a su
cita anual con el verano gijonés.
El domingo, 28 de agosto de 2013, a su hora habitual de
las 12,00 horas, se celebró la VIII edición bajo la organización técnica de la
“Asociación cultural aeronáutica española”, el patrocinio del Ayuntamiento de
Gijón, Ejército del Aire del Estado de España y Comunicalia, y la colaboración
de quince entidades, entre empresas mercantiles y asociaciones diversas.
Público en playa y paseo del muro a la atura de la escalera nº 11.
El éxito que ha alcanzado el Festival en su corto
período de vida, ha permitido a la organización diversificar los actos
confeccionados en torno a él. Y así el Aeroclub
Llanera y la Asociación de Ultraligeristas del Principado de Asturias,
realizaron bautismos de vuelos en avionetas, helicópteros y autoligeros desde
el aeródromo de la Morgal; el Club de Aeromodelismo el Ferre, realizo un taller
de fabricación de un aeromodelo; el
centro cultural antiguo Instituto de Gijón, albergo una exposición estática con
reproducciones de maquetas a escala, paracaídas y una cesta de un globo
aerostático y simuladores de vuelo; el centro de interpretación del Cine de
Asturias, en el casino de Gijón, organizo un ciclo de cine de aviación; oferta
que se completa con la posibilidad de realizar vuelos con globos aerostatitos,
organizada por la empresa Globo Astur y con los ensayos por las aeronaves
participantes en el Festival.
Una de las tiendas de venta de recuerdos del Festival, ubicadas en el
muro de San Lorenzo.
El inestable tiempo del día y de
los días previos no fue reparo para que miles de personas fuimos fieles a la
cita en la playa y paseo de San Lorenzo, para seguir las acrobacias y exhibiciones
con las que nos deleitaron los más de veinticinco pilotos y las aeronaves
durante cerca de tres horas, aunque si impidió la presencia de varias de ellas
previstas y que no pudieron llegar por las tormentas previas. Festival que
quizás por el menor número de participantes y querer alargarlo, a uno le
pareció más lento y menos espectacular que en ediciones anteriores, y es que
esta claro que esta eterna crisis económica que estamos viviendo nos afecta a
todos y a todo.
La Asociación de Ultraligeristas
del Principado, con un carrusel de ultraligeros fueron los encargados de abrir
el Festival, que como todos los participantes realizaban entrando desde el
puerto del Musel y saliendo por la Providencia, a la altura de la isla de la Tortuga.
Las dos avionetas “Tampico Dúo” del Aeroclub Llanera y el vuelo del helicóptero
“Heliastur”, del modelo Robinson 44, que fue anunciado como el “superventas de
los helicópteros, complementaron con sus actuaciones el previo a las realizadas
por los naves más sofisticadas.
A ellos sucedió el simulacro de rescate de un náufrago frente a
la Escalerona por el helicóptero “Augusta Westland Helimer” utilizado en
labores de salvamento. La exhibición de pilotaje deportivo extremo realizada
por Jorge Macías, tres veces campeón de España en la especialidad, con la nave
“Staudacher 300”
y sus ejercicios de tonel rápido, looping, abracadabra y pasadas a cuchillo, fueron
como eran de esperan de los que más expectación levantaron.
La exhibición de Macías dio paso a la operación del
simulacro de apagado de incendio realizado por el helicóptero “Eurocopter” de
Bomberos de Asturias, que cargó y descargó agua marina.
El histórico “Havilland Chipmunk”
confeccionado en madera en la década de los cuarenta del siglo pasado y
utilizado como de entrenamiento de la fuerza aérea canadiense, dio paso a los
rugidos de una de las joyas del Ejército español, el reactor “AV8 Harrier”, con
la que pudimos disfrutar con sus diferentes pasos -como una exhalación, lenta o
frenada- y su humo negro descendiendo
sobre las olas.
El helicóptero “Bell 212” del ejército español,
acaparo la atención al realizar un reconocimiento de la zona de la escalera 13,
en la que unos terroristas simulaban la captura de un rehén. Seis soldados
bajaron a tierra a través de una cuerda y con su pericia y granadas de humo
desarmaron a los terroristas, rescataron al rehén y con él subieron de nuevo a
la nave.
El colofón final lo puso la
patrulla ASPA del ejército del aire español, con base en Armilla (Granada) con
sus “helicópteros colibrí”. Única agrupación acrobática del mundo formada por
cinco helicópteros, todo un clásico del Festival, y que volvía al mismo después
de su ausencia en la edición anterior. Con la realización de diez ejercicios acrobáticos,
exhibiciones en formación y con su peculiar y complicado “dos contra uno” con
tres de ellos superpuestos, satisficieron al público más exigente.
Con la actuación estelar de la
patrulla granadina, se puso el cierre a una nueva edición, de un Festival Aéreo,
que parece ser que junto con el que se celebra en Vigo, es el que más éxito
cosecha de todos los celebrados en territorio nacional, y en el que desean
participar los mejores pilotos de cada especialidad.
Ignoro el presupuesto que cuenta
el mismo, pero su éxito es indudable y como he dicho forma ya por mérito
propio, un lugar preferente en las celebraciones del verano gijonés en
particular, y del asturiano en general, cuya organización debe de seguir
teniendo lugar, y a ser posible con una fecha más menos estable, ya que hasta ahora
ha fluctuado entre los dos últimos fines de semana de julio y el primero de
agosto, ya que sin duda es todo un aliciente turístico, al que se puede sacar un mayor rendimiento a poco que se publicite adecuadamente.
“Dichoso es el que no espera nada porque siempre estará satisfecho”.
Jonathan Swift (1667-1745) político y escritor irlandés.
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