Castropol esta situado en el extremo occidental
del Principado de Asturias, es el último de los concejos de su litoral, limita
al norte con el mar Cantábrico, al oeste con la ría del Eo, al este con los
concejos de Tapia de Casariego, El Franco y Boal y al sur con los de Vegadeo y
Villanueva de Oscos.
Cuenta con una extensión de 125,77 kilómetros
cuadrados, y un censo poblacional de 3510 habitantes –censo de 2017-, estando
vertebrado en 9 parroquias: Balmonte, Barres, Castropol, Figueras, Moldes,
Piñera, Presno, Seares y Tol.
A la de Balmonte, con una extensión de 24
kilómetros cuadrados y habitada por apenas 215 habitantes, pertenecen un total 22 núcleos poblacionales
entre los que se encuentran Aguillón, Arco, Brañatuille y Villarin, que conforman
el entorno en el que se ubica la cascada del Cioyo –Fioyo para los nativos- que
forma el río Porcia en sus primeros kilómetros de recorrido.
El acceso rodado para realizar la visita a la
cascada es relativamente complicado por las continuas desviaciones que hay que
coger a través de carreteras locales, a pesar de estar correctamente señalizada.
El más directo es ir hasta Vegadeo por la N-634
y recorrer desde allí los 16 kilómetros hasta llegar a destino. Primero 4 kilómetros
por la AS-22 en dirección a Boal hasta Samagán, donde hay que girar a la
derecha y después 12 kilómetros por la CP-4 en dirección a Añides y Penzol,
accediendo al alto de Couselo y continuar de frente en dirección a Villarin,
núcleo al que no hay que llegar, ya que el punto de salida de la excursión está
a la altura de las abandonadas escuelas sitas a poco menos de 1 kilómetro del
núcleo de Arco.
El acceso a la cascada está perfectamente
señalizado, 30 metros antes de las escuelas, estando habilitados aparcamientos
tanto en las escuelas como en el lugar del inicio de la ruta, ubicado a una
altitud de 455 metros.
Al inicio del estrecho camino se encuentran tres
paneles informativos: uno con el tipo de recorrido, dificultad, distancia,
duración y desnivel; otro con el tipo de arbolado y la fauna salvaje y otro con
la leyenda existente en torno a la cascada.
El sendero es en sus inicios bastante cerrado en
dirección norte, con vistas al núcleo de Brañatuille.
A 300 metros del inicio, y a una altitud de 435
metros, el sendero se introduce en un bosque comenzando un empinado descenso
con amplias e incómodas piedras, dónde una maroma a mano derecha permite una
bajada, que sin ella sería dificultosa y más si se encuentra el terreno mojado.
Un falso llano permite visualizar ya el río que
surcando el terreno desciende en dirección norte, estando marcado un claro
ramal que desciende hasta él. Pero la ruta señalizada continua de frente unos
metros más.
El llano acaba con un nueva señalización, dónde
el camino gira formando un ángulo de 45 grados para volver descender en busca
del río, que cuenta con una nueva maroma, esta vez situada a mano izquierda.
Para llegar a la altura del río, en la zona
denominada “as Culmías”, situada a 600 metros del punto de salida y a 350
metros de altitud.
A escasos metros una nueva señalización indica
que el camino sigue a la vera del río, aunque un camino en sentido ascendente puede
generar alguna duda.
Para ya seguidamente darse de bruces con la
espectacular cascada y la poza que le sirve de base, ubicada a 350 metros de
altitud y distante 900 metros del punto de salida.
El Cioyo o Fioyo, es un precioso salto de agua en
forma de cola de caballo, de cerca de 20 metros de altura, que no deja a nadie
indiferente, tanto por su belleza y ubicación como por el atronador sonido del
agua en su caída.
Esta es la cascada más espectacular de la cerca
de una decena que forma el río Porcia, desde su nacimiento en la cercana sierra
de la Bobia, perteneciente al concejo de Castropol, y la playa a la que le da
nombre, la playa Porcia, sita en el concejo de El Franco, después de recorrer
31 kilómetros y recibir las aguas de los ríos del Mazo, Cabo, Valle, Gaudal y
Arco.
Cascada que cuenta con su propia leyenda,
transmitida de generación a generación por los vecinos del entorno.
La misma
cuenta que al lugar bajaba a dormir en las tardes de verano un mozo del pueblo
de Villarin, dónde el frescor del agua y el tenue ruido le proporcionaba una
estupenda siesta. De tanto verle dormir, una Xana que espiaba sus sueños, se
enamoró de él. Hasta que una tarde de tormenta el caudal del río creció de
repente por las lluvias llevándose al mozo aguas abajo. La Xana que lo vigilaba
vio que el mozo se despeñaría matándose en el fondo de la cascada del Cioyo,
por lo que rápidamente hizo un encanto creando la pequeña laguna o poza que hoy
se ve en la base, el mozo acabó remojado y tal fue el susto al despertarse en
las aguas que nunca más volvió por allí.
Cuentan que si nadas en las aguas bajo la cascada del Cioyo, todavía puedes
escuchar el llanto de la enamorada.
Después de disfrutar del entorno, no queda otra alternativa que retroceder sobre
nuestros pasos para continuar el camino, habiendo dos alternativas posibles,
marcadas sobre todo por el nivel del agua y la situación del terreno. La primera sería retroceder todo el camino de
bajada. Y la segunda, de espectacular belleza, es hacer un recorrido
semicircular.
Para la segunda opción, hay que tomar la clara bifurcación
que sale a la izquierda, mencionada anteriormente, sita a unos 100 metros de la
cascada.
El sendero, corto pero con un considerable desnivel, tiene un firme
vegetal especialmente incómodo y peligroso en condiciones meteorológicas
adversas, ya que no dispone de maroma de apoyo como el anterior, y que concluye
en una pequeña horcada, siendo necesario descender unos metros para encontrar un
escondido y paradisiaco lugar que forma el río.
Es la parte alta de la cascada del Cioyo, lugar
a dónde llega el río Porcia en su peculiar discurrir y dónde toma el impulso
para formar el salto de agua del que se había disfrutado momentos antes.
La poza previa al salto, alimentada por pequeños
saltos, que incita al baño y dónde la leyenda del mozo de Villarin y la Xana toma
sentido.
Un estrecho camino a la vera del río incita a
seguirlo y a disfrutar del prodigioso entorno, culminando en una nueva cascada notablemente
inferior –unos cinco metros- que cae por un canalizo y forma una poza cuyo diámetro
es superior a la del Cioyo. Sorprendente e idílico lugar que invita a disfrutar
del mismo.
Pudiendo superar la misma, a través de un
estrecho y sinuoso sendero, que en su bajada permite el disfrute visual de una
nueva mini cascada, deslizándose caprichosamente el agua por grandes lascas de
granito.
Salvar este nuevo salto es el paso más
complicado de la ruta, ya que apenas hay sitio entre la vegetación para
continuarla, debiendo pisar parte de la pedrería por la que discurre el Porcia,
por lo que en fechas dónde el caudal es abundante esto no es posible.
Si se consigue salvar a unos cincuenta metros,
una vereda se interna en el bosque para acceder en apenas otros cincuenta
metros al punto llano situado entre los dos tramos de maroma del camino
utilizado en la bajada.
Llegado al mismo, sólo queda girar a la
izquierda, salvar el desnivel de ascenso con la ayuda de la maroma y continuar
por el falso llano hasta el punto de salida, donde concluye la espectacular ruta.
Ruta que apenas llega a los dos kilómetros -1,98
kms- con un desnivel de descenso acumulado de 143 metros y de 155 de ascenso,
en el que se invierte poco más de dos horas, y se disfruta de un paraje de
excepcional belleza y exuberante naturaleza, formado por el caprichoso
discurrir del río Porcia y dónde la imaginación tiene permiso para desbordarse.
La ruta de la cascada del Cioyo, de dificultad
baja en cuando a distancia recorrida y desnivel a salvar pero de alta
dificultad en condiciones meteorológicas adversas, es sin duda merecedora de
una visita.
MÁS
INFORMACIÓN. Pinchar en enlaces.
Pico Bobia o Filso (1201 mts), techo de Castropol. Travesía desde Arco a campo la Bobia.
“La imaginación
tiene sobre nosotros mucho más imperio que la realidad”. Jean de la Fontaine
(1621-95), fabulista francés.
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