jueves, 30 de agosto de 2012

Francisco Piñeiro y su proyecto "Sabor a vida".

Los beneficios del libro editado en este proyecto, liderado por Francisco Piñeiro Vázquez, irán de forma íntegra para la Asociación Española contra el Cáncer de Santiago de Compostela.

Francisco Piñeiro Vázquez, en un joven cocinero gallego de A Pobra de Caramiñal (1978), en plena ría de Arousa, formado en la excelente Escuela de Hostelería de Santiago de Compostela, que ha peregrinado y prestado sus servicios profesionales por media España, de aprendiz a jefe en diferentes establecimientos del grupo Paradores Nacionales. El de Villalba, el de los Reyes Católicos en Santiago de Compostela o el de Villafranca del Bierzo, último en el que desempeño su oficio hasta hace unos meses, pueden dar fe de su buen hacer.
Sin embargo su mayor éxito profesional lo ha conseguido en el Principado de Asturias, en concreto en su período como jefe de cocina del parador nacional del Molino Viejo en Gijón, ya que en abril de 2011, fue uno de los 12 participantes en el X Certamen Nacional de Gastronomía “Salvador Gallego” celebrado en Madrid, organizado por la FACYRE (Federación de asociaciones de cocineros y reposteros de España) para asociados de menos de 40 años, alzándose con el primer puesto de este prestigioso concurso. Ello le reporto un premio de 3.000 euros y participar en el National Cup, el prestigioso certamen gastronómico entre jóvenes talentos de la gastronomía internacional.
Sin embargo la vida que tanto le ha sonreído en su labor profesional, le ha dado un revés importante en su momento, cuando siendo apenas adolescente su salud se resintió debido a un tumor, enfermedad detectada en tiempo, del que con tesón, ilusión y esperanza ha conseguido salir airoso.
Esta desagradable experiencia le ha valido, para ser aún más consciente de lo que significa y de la trascendencia que la misma tiene en las vidas, no sólo del que la sufre, sino también de sus familias y de las amistades más cercanas, a la vez que tuvo que hacer especial énfasis en su alimentación para superar la enfermedad. Una experiencia que le ha permitido conocer el entorno de esta enfermedad, auténtica epidemia mortífera de las últimas décadas del siglo pasado y de los años que va de este. Un entorno en el que muchas personas luchan directamente y desinteresadamente para intentar colaborar de diferentes formas en buscar soluciones para intentar acabar con la misma.
En este sentido Francisco, siendo consciente de que todos debemos de arrimar el hombro, no ha dudado en aportar su granito. Y lo ha hecho de la forma que mejor conoce, desde su profesión de cocinero, buscando la complicidad de compañeros y empresas proveedoras del sector para recoger diferentes recetas, y darles forma en una publicación, que ya ha visto la luz, bajo el título “Sabor a vida”, cuyos fondos recaudados se destinarán íntegros a la Asociación Española contra el Cáncer de Santiago de Compostela. Esta Asociación tiene su sede central en Madrid y desarrolla su actividad en toda España gracias a sus juntas provinciales, con representación en más de 2.000 localidades de todo el país, entre ellas esta en la capital gallega.
Él ha hecho realidad su sueño, que –según sus propias palabras- tiene únicamente el fin de ayudar a los enfermos de cáncer y a sus familiares a recuperar la esperanza con un gran corazón verde. Él ha aportado junto con once de sus compañeros y sobre todo amigos, dos de sus recetas para la confección de este libro, que en su primera edición ha tenido una tirada de mil ejemplares, aunque la idea es de repetir la misma tantas como veces sea demandada.
Marcos Domínguez, su compañero del grupo Paradores y jefe de cocina del parador de Villalba, fue el amigo que desde un inicio ha trabajado codo a codo con Francisco, sumándose otros diez compañeros más. Estos son: Alberto González, Benjamín Vega, Chechu Rey, Eloy Cancela, Javier Gómez, Juan José Mariño, Manel Oliveira, Marcos Cerqueiro, Mark Wernink y Nacho Rodríguez.  Cada uno de ellos ha elaborado dos recetas tradicionales de la cocina gallega, de una manera renovada, con sus aportaciones creativas y una nueva filosofía de elaboración.
Pero no solo han sido cocineros, los amigos que le han arropado, también contó con la colaboración de dos sumilleres: Oscar Quintana y Manel Regueira; de las hermanas Porto-Vilas Sixto (Helena y Rosalía) de Manjoleteira Diseño; de la periodista gastronómica  Patricia Fernández y de la traductora Sylvia Cives. Mención aparte merece el trabajo realizado por el fotógrafo gastronómico Ramón Escuredo, que fue el encargado a través de sus fotografías de transmitir el espíritu que impulso este proyecto.
La ejemplar idea también ha merecido el reconocimiento de la administración y de diferentes empresas agroalimentarias de Galicia, que se han sumado al proyecto, colaborando directamente y desinteresada con el mismo. En concreto: Mexillón de Galicia, Pan de Cea IXP, DPO Queso Arzua-Ulloa, IXP Pataca de Galicia, IGP Ternera Galega, DOP Queso San Simón, Mel de Galicia, Orujo de Galicia, Porco Celta, Capones Aurora, Grupo Roig-Frigbar, Porto-Muiños, Artesáns da Pesca, Lagar de Costa, Castelo-Champivil, Avia da Cova, Aceites Olei y Pazo de Casanova, han sido las que han colaborado para que este proyecto llegase a buen fin.
Con Francisco Piñeiro, mantengo contacto periódico desde enero de este año, en el que ambos hemos coincidido como miembros del jurado en el XXXII Certamen del quesu Afuega´l Pitu, que se celebra anualmente en La Foz de Morcín. Ese encuentro me ha valido para conocer un poco más de cerca a este ejemplar e inquieto profesional, desconociendo la enfermedad que había sufrido y de este proyecto, aunque si me adelanto en que por su mente corrían diferentes proyectos empresariales de los que me mantendría informado, incluido el de instalarse profesionalmente en nuestro Principado.

El maestro quesero Ernesto Madera (elaborador del Rey Silo) entre Francisco Piñeiro y el que suscribe.

Mi más sincera enhorabuena a Francisco por esta fantástica idea, y sobre todo por haber superado con decisión y animo la enfermedad. Este proyecto es una forma de promocionar la nueva generación de cocineros de nuestra vecina comunidad, pero sobre todo es una forma de concienciar a la sociedad de ese mal endémico, que muchos hemos vivido de cerca con el sufrimiento de nuestros seres más queridos. Ejemplos como estos deben de cundir en profesionales de diversos sectores, para entre todos aportar nuestro granito de arena para intentar poner fin a esta maldita enfermedad.

“El camino a la felicidad no es recto. Existen curvas llamadas equivocaciones, semáforos llamados amigos, luces de precaución llamadas familia, y todo se logra si se tiene una llanta de repuesto llamada decisión, un potente motor llamado comprensión, un buen seguro llamado fe, abundante combustible llamado paciencia, pero sobre todo un experto conductor llamado amor”. Lin Yutang (1895-1976) escritor chino.

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