Como colofón de
las Jornadas, Quini y Tony Fidalgo, han sido nombrados “Cofrades de honor de
los Gastrónomos del Yumay”.
El restaurante
sidrería Yumay, abierta en el año 1975, ubicada en el popular barrio de
Villalegre, se ha convertido con el pasar de los años en todo un clásico en la
restauración de Avilés, bajo la eficiente gestión del matrimonio compuesto por
Lola Sánchez en la gestión de cocina y de Justo García como gerente.
A su amplia
oferta diaria, suma la celebración de jornadas gastronómicas específicas de
temporada, durante prácticamente todos los meses del año, algunas consolidadas
en el tiempo y otras de nueva creación que sin duda también se consolidarán
dada su calidad.
A las ya clásicas
del “pulpo a feira Álvaro Cunqueiro”,
el “Certamen internacional del jamón
ibérico Grande Covian”, “las de
cocinando el chipirón”, “las del buey”,
“del bacalao” y del “arroz ecológico”, en los últimos años se
han puesto en marcha las del “jornadas de
la montaña y el mar, en base al quesu Gamoneu”, las del “queso manchego”, siendo las últimas en
sumarse a la oferta anual las del “Oriciu”.
Estas tres
últimas jornadas son fruto de la colaboración de los Gastrónomos del Yumay, que
tiene su base en la sidrería, con las Cofradías de Amigos del Quesu Gamoneu, de
Cangas de Onís; del Queso Manchego, de Toledo y del Oriciu de Gijón,
respectivamente.
El lunes, 14 de
marzo de 2016, último día de la segunda edición de las jornadas del Oriciu,
celebradas del 9 al 14, se ha celebrado la clausura de las mismas en un acto de
los cofrades de los “Gastrónomos del Yumay” abierto al resto de Cofradías
asturianas, con el nombramiento de dos nuevos Cofrades de Honor de la misma.
El acto se
inició con un sentido minuto de silencio en memoria del joven futbolista
avilesino Hugo Sánchez, fallecido el día anterior a los 26 años de edad durante
la celebración del partido de fútbol regional que jugaba con su equipo el
Llaranes, C.F.
Seguidamente el polifacético
Vicente Prado, conocido como el Pravianu, interpreto el “Himno del Yumay” como
preámbulo de las diferentes intervenciones y de las entronizaciones
posteriores.
Justo García, en
calidad de propietario de la sidrería y presidente de la Cofradía, dio la
bienvenida, agradeció la asistencia y felicito a los que a continuación serían
investidos Cofrades de honor.
Seguidamente
Carlos Guardado, como representante de los Gastrónomos del Yumay, intervino
para realizar una breve semblanza de los galardonados, a la vez que tenía un
sentido recuerdo para el periodista gijonés Gaspar Rosety, fallecido unos días
antes, amigo de la casa y que era el encargado de glosar la figura de Quini en
el acto.
Justo entre los premiados.
El avilesino Tony
Fidalgo, futbolista amateur que compartió equipo con Enrique Castro en sus
juventudes, periodista con una dilatada vida profesional en torno al fútbol en
sus diferentes áreas, incluida un mínimo período de tiempo como presidente del
Real Oviedo C.F., fue el primero en ser investido.
Tony, rodeado de
muchas amistades que quisieron arroparlo, agradeció el nombramiento que le
acababan de realizar, destacando la afinidad con la casa y el colectivo que se
lo realizaba y reconociendo que la gastronomía en general y los oricios en
particular, no eran sus fuertes.
El popular
Enrique Castro, Quini, ovetense de nacimiento y avilesino de adopción en sus
años jóvenes, donde residió en el cercano poblado de Llaranes hasta su salto al
fútbol profesional, fue el siguiente en
ser investido.
Quini, que al
contrario que Tony, es un reconocido devoto y consumidor habitual de oricios, puso
la nota distendida del acto contando una curiosa anécdota sobre los mismos. Aún
en edad juvenil, en los años 66-67 de la década pasada, un compañero de equipo
cuya familia había llegado a Avilés como otras muchas a trabajar en Ensidesa, envío
a unos familiares a Extremadura unos oricios en una caja, estos desconociendo
el producto lo plantaron como si fueran semillas, preguntando posteriormente lo
que les habían enviado, ya que después de un mes plantados no había salido ni
florecido nada.
El acto continuó
con la cena de hermandad compuesta por una degustación de sobrasada
mallorquina, oricios crudos y cocidos, migas de Doña Imelda y queso de la Peral
con dulce, todo ello acompañado por sidra y vino As Laxas, de la DOP Rías
Baixas.
Acto que contó
con la presencia de representantes de las Cofradía de la Buena Mesa de la Mar,
de Amigos de les Fabes, de Amigos de los Nabos, del Oriciu y del Círculo
Gastronómico de los Quesos Asturianos.
De izquierda a derecha con Quini, Vicente Quintanilla -presidente de la Cofradía Buena Mesa de la Mar- y Alberto Estrada -de la Cofradía del Oriciu y promotor de la Fundación Quini-.
Y al que puso
colofón el Pravianu, con varias interpretaciones de su amplio repertorio.
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“El tiempo que uno pasa riendo, es tiempo que pasa con
los dioses”. Proverbio chino.
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