miércoles, 3 de enero de 2018

Catedral de San Pedro de Jaca, la joya románica aragonesa.

Considerada una de las obras más importantes del románico español, ha sido una de las primeras en construirse en España.


Jaca, ubicada en el valle del río Aragón a 881 metros de altitud, al norte de la provincia de Huesca de cuya capital dista 72 kilómetros, capital pretérita del Reino de Aragón y actual de la comarca de la Jacetania, está considerada por sus valores históricos, patrimoniales, naturales y comerciales como la “perla del Pirineo”, constituyendo su ícono la Catedral de San Pedro. Declarada Monumento Nacional en 1931 y Bien de Interés Cultural en 1985, está considerada como uno de los templos más importantes del románico español, y referente de este arte.


Su construcción comienza en el año 1077 por orden del rey Sancho Ramírez, que había obtenido el vasallaje vaticano tras su viaje a Roma en el año 1068, estrechamente vinculada a la propia fundación y concesión de fueros a la ciudad, a su   consolidación como primera capital el primitivo reino de Aragón y a su instauración como sede episcopal.






La relación y sintonía entre los reyes de Aragón y los obispos jacetanos marcaron su construcción, diferenciándose dos fases en la misma. La primera entre los años 1077 y 1082, coincidente con el reinado de Sancho Ramírez y el obispado de su hermano el infante García. Y el la segunda entre los años 1104 y 1130, con el reinado de Alfonso I el Batallador y el obispo Esteban de Huesca.
Levantado el nuevo templo con las técnicas del arte románico, bajo la advocación de San Pedro el nuevo para diferenciarlo del monasterio existente con el nombre de San Pedro el viejo, fue creciendo con el añadido de las dependencias necesarias para la vida capitular.







De su inicial configuración románica, se conserva su estructura inicial de planta rectangular basilical de tres naves de cinco tramos con sus correspondientes ábsides alineados, dos puertas de acceso y esbelta cúpula, que se vio modificada por sucesivas reformas, ampliaciones y destrucciones, que le han dado su configuración actual.







Ya en el siglo XV se construyó la nave septentrional, la torre sobre el pórtico de entrada, varias capillas góticas, la sillería coral y el arreglo de tejados. En el XVI, en un contexto de esplendor comercial y de auge de la burguesía local, se levantaron nuevas capillas y los abovedamientos de naves laterales bajo el ornato renacentista.  En el XVII se reconstruye el claustro y se erige la capilla dedicada a Santa Orosia, patrona de Jaca. En el XVIII se levantan y reformas altares y la destrucción del ábside románico y la construcción de uno nuevo.
El resultado de todo ello es que el actual templo representa un viaje por la historia y la evolución del arte, desde las primeras manifestaciones del románico hasta las expresiones artísticas de finales del XVIII.






La Catedral cuenta con dos fachadas y dos puertas, una en su parte oeste y otra en su parte sur. A su vez dispone de triple ábside escalonado en planta, decorados en el exterior con capiteles, canecillos labrados y ventanales de arcos de medio punto.






La puerta oeste, abierta a la plaza de San Pedro, dónde se encontraba el antiguo monasterio de mismo nombre, conocida como lonja mayor, acoge un gran pórtico, atrio y portada, cuyo arco de mayor radio, semicircular enlaza con la nave central, de bóveda de cañón, del interior del templo. 






Formada por seis arcos abocinados sobre las que descansan cuatro columnas con capiteles de decoración vegetal corintia, cumplía funciones penitenciales, tal como indican las representaciones y textos de su tímpano, en cuyo centro se dispone el impresionante Crismón Trinitario.






Símbolo de la monarquía aragonesa, está considerada como la pieza más significativa del románico español. Tallado en el año 1115, está formado por ocho brazos y flanqueada por dos leones afrontados, que simbolizan las dos naturalezas de Cristo, la de vencedor y de protector.







Sobre el atrio se levanta la torre campanario edificada en el siglo XV, aunque con importantes reformas posteriores.







En la sur se encuentra otro pórtico de menor tamaño, conocido como lonja pequeña, realizado en el siglo XVI con piezas de otras partes del edificio. 





Sita en la plaza porticada del Mercado, en ella se abre otra portada románica, en cuyo tímpano se puede contemplar la tiara papal y las llaves, símbolos de San Pedro. 







Sus dos capiteles se atribuyen al llamado “maestro de Jaca”, que junto con los capiteles del claustro diseminados por dependencias catedralicias, constituyen los mejores ejemplos de la escultura del románico jaqués.



 



El conjunto lo complementa la “vara jaquesa”, unidad métrica medieval usada en todo Aragón, equivalente a  77 centímetros, de igual medidas que el patrón sumerio de Nippur, del siglo XXVII a.C.






Tanto en todo el exterior como en el interior del conjunto destaca el ornamentado, conocido como “ajedrezado jaqués”, emblema de la Catedral, que desde Jaca se difundió a otros templos románicos a través del Camino de Santiago. Decoración tallada en la piedra como si fuera una filigrana, en forma de tacos o billetes, que discurre en forma de imposta y las bolas de los apoyos interiores.






Su interior consta de planta rectangular basilical con crucero y tres naves, más elevada la central y separada de las laterales mediante pilares cruciformes y columnas de fuste cilíndrico, configurando un tramo doble con capiteles corintios, con decoraciones geométricas, vegetales y figuradas. 






El edificio románico cubría sus naves con techumbre de madera, a dos aguas la central y a una las laterales, que posteriormente debido a un incendio se fueron sustituidas por las actuales bóvedas.





El resto de la catedral mantiene su sistema de cubrición original: bóveda de medio cañón para los brazos del transepto y los tramos rectos de los ábsides, cúpula hemisférica sobre trompas para el crucero y bóveda de horno para los tramos curvos de los ábsides.
En cuanto a la distribución de su planta, está se divide en tres ábsides, siete capillas, tres retablos - Anunciación, del Cristo de la Salud y de la Virgen de los Dolores- y el sepulcro renacentista del Obispo de Alghero.







El ábside de la Epístola, acoge la imagen de la Virgen del Pilar; el del Evangelio, la capilla de San Jerónimo y el central decorada con frescos de Bayeu, sillería del coro y órgano las urnas de plata con los restos de las reliquias de Santa Orosia y los santos Félix y Voto, fundadores del monasterio de San Juan de la Peña.





  



Las capillas, barrocas y renacentistas, están bajo la advocación de Santa Ana, San Agustín, San Miguel, San Sebastián, Santo Cristo y de la Trinidad.









Especial mención merece la de Santa Orosia, parroquia de la Catedral, de retablo barroco y pinturas que muestran aspectos del martirio y milagros de la patrona jaquense.







En torno al primigenio claustro románico, varias salas acogen desde el año 1970 el Museo Diocesano de arte sacro, considerado único por su especial contenido. Su núcleo expositivo fundacional es la importantísima colección de pinturas medievales recuperadas de diferentes iglesias y ermitas de la Diócesis de Jaca, consideradas entre las más bellas en su estilo del mundo. Que se complementan excelentes muestras pictóricas y de orfebrería del gótico, renacimiento y barroco.







Por todo ello la Catedral de Jaca está considerada uno de los monumentos más importantes del arte románico español, no sólo por su reconocida antigüedad sino también por presentar una síntesis de elementos propios y ajenos, dentro del ámbito de las rutas del Camino de Santiago. Vía de peregrinación, que en época medieval ponía en comunicación toda Europa y que convirtió al arte románico en el primer arte internacional, penetrando primero en Aragón y posteriormente en Navarra.








"El león sabe perdonar al caído, y Cristo a quien le implora". Inscripción en el crismón de la Catedral de San Pedro de Jaca.


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