Considerada una de las
obras más importantes del románico español, ha sido una de las primeras en
construirse en España.
Jaca, ubicada en el valle del río Aragón a 881
metros de altitud, al norte de la provincia de Huesca de cuya capital dista 72
kilómetros, capital pretérita del Reino de Aragón y actual de la comarca de la
Jacetania, está considerada por sus valores históricos, patrimoniales,
naturales y comerciales como la “perla del Pirineo”, constituyendo su ícono la
Catedral de San Pedro. Declarada Monumento Nacional en 1931 y Bien de
Interés Cultural en 1985, está considerada como uno de los templos más
importantes del románico español, y referente de este arte.
Su construcción comienza
en el año 1077 por orden del rey Sancho Ramírez, que había obtenido el vasallaje vaticano tras su viaje a Roma en el año 1068, estrechamente vinculada a la propia
fundación y concesión de fueros a la ciudad, a su consolidación como primera capital el
primitivo reino de Aragón y a su instauración como sede episcopal.
La relación y sintonía
entre los reyes de Aragón y los obispos jacetanos marcaron su construcción,
diferenciándose dos fases en la misma. La primera entre los años 1077 y 1082,
coincidente con el reinado de Sancho Ramírez y el obispado de su hermano el
infante García. Y el la segunda entre los años 1104 y 1130, con el reinado de
Alfonso I el Batallador y el obispo Esteban de Huesca.
Levantado el nuevo
templo con las técnicas del arte románico, bajo la advocación de San Pedro el
nuevo para diferenciarlo del monasterio existente con el nombre de San Pedro el
viejo, fue creciendo con el añadido de las dependencias necesarias para la vida
capitular.
Ya en el siglo XV se
construyó la nave septentrional, la torre sobre el pórtico de entrada, varias
capillas góticas, la sillería coral y el arreglo de tejados. En el XVI, en un
contexto de esplendor comercial y de auge de la burguesía local, se levantaron
nuevas capillas y los abovedamientos de naves laterales bajo el ornato
renacentista. En el XVII se reconstruye
el claustro y se erige la capilla dedicada a Santa Orosia, patrona de Jaca. En
el XVIII se levantan y reformas altares y la destrucción del ábside románico y
la construcción de uno nuevo.
El resultado de todo
ello es que el actual templo representa un viaje por la historia y la evolución
del arte, desde las primeras manifestaciones del románico hasta las expresiones
artísticas de finales del XVIII.
La Catedral cuenta con
dos fachadas y dos puertas, una en su parte oeste y otra en su parte sur. A su
vez dispone de triple ábside escalonado en planta, decorados en el exterior con
capiteles, canecillos labrados y ventanales de arcos de medio punto.
La puerta oeste, abierta
a la plaza de San Pedro, dónde se encontraba el antiguo monasterio de mismo
nombre, conocida como lonja mayor, acoge un gran pórtico, atrio y portada, cuyo
arco de mayor radio, semicircular enlaza con la nave central, de bóveda de
cañón, del interior del templo.
Formada por seis arcos abocinados sobre las que
descansan cuatro columnas con capiteles de decoración vegetal corintia, cumplía
funciones penitenciales, tal como indican las representaciones y textos de su
tímpano, en cuyo centro se dispone el impresionante Crismón Trinitario.
Símbolo de la monarquía
aragonesa, está considerada como la pieza más significativa del románico
español. Tallado en el año 1115, está formado por ocho brazos y flanqueada por
dos leones afrontados, que simbolizan las dos naturalezas de Cristo, la de
vencedor y de protector.
Sobre el atrio se
levanta la torre campanario edificada en el siglo XV, aunque con importantes
reformas posteriores.
En la sur se encuentra
otro pórtico de menor tamaño, conocido como lonja pequeña, realizado en el
siglo XVI con piezas de otras partes del edificio.
Sita en la plaza porticada
del Mercado, en ella se abre otra portada románica, en cuyo tímpano se puede
contemplar la tiara papal y las llaves, símbolos de San Pedro.
Sus dos
capiteles se atribuyen al llamado “maestro de Jaca”, que junto con los
capiteles del claustro diseminados por dependencias catedralicias, constituyen
los mejores ejemplos de la escultura del románico jaqués.
El conjunto lo
complementa la “vara jaquesa”, unidad métrica medieval usada en todo Aragón,
equivalente a 77 centímetros, de igual
medidas que el patrón sumerio de Nippur, del siglo XXVII a.C.
Tanto en todo el
exterior como en el interior del conjunto destaca el ornamentado, conocido como
“ajedrezado jaqués”, emblema de la Catedral, que desde Jaca se difundió a otros
templos románicos a través del Camino de Santiago. Decoración tallada en la
piedra como si fuera una filigrana, en forma de tacos o billetes, que discurre
en forma de imposta y las bolas de los apoyos interiores.
Su interior consta de
planta rectangular basilical con crucero y tres naves, más elevada la central y
separada de las laterales mediante pilares cruciformes y columnas de fuste
cilíndrico, configurando un tramo doble con capiteles corintios, con
decoraciones geométricas, vegetales y figuradas.
El edificio románico
cubría sus naves con techumbre de madera, a dos aguas la central y a una las
laterales, que posteriormente debido a un incendio se fueron sustituidas por
las actuales bóvedas.
El resto de la catedral mantiene su sistema de cubrición
original: bóveda de medio cañón para los brazos del transepto y los tramos
rectos de los ábsides, cúpula hemisférica sobre trompas para el crucero y
bóveda de horno para los tramos curvos de los ábsides.
En cuanto a la
distribución de su planta, está se divide en tres ábsides, siete capillas, tres
retablos - Anunciación, del Cristo de la Salud y de la Virgen de los Dolores- y
el sepulcro renacentista del Obispo de Alghero.
El ábside de la
Epístola, acoge la imagen de la Virgen del Pilar; el del Evangelio, la capilla
de San Jerónimo y el central decorada con frescos de Bayeu, sillería del coro y
órgano las urnas de plata con los restos de las reliquias de Santa Orosia y los santos Félix y Voto, fundadores del monasterio de San Juan de la Peña.
Las capillas, barrocas y
renacentistas, están bajo la advocación de Santa Ana, San Agustín, San Miguel,
San Sebastián, Santo Cristo y de la Trinidad.
Especial mención merece
la de Santa Orosia, parroquia de la Catedral, de retablo barroco y pinturas que
muestran aspectos del martirio y milagros de la patrona jaquense.
En torno al primigenio
claustro románico, varias salas acogen desde el año 1970 el Museo Diocesano de
arte sacro, considerado único por su especial contenido. Su núcleo expositivo
fundacional es la importantísima colección de pinturas medievales recuperadas
de diferentes iglesias y ermitas de la Diócesis de Jaca, consideradas entre las
más bellas en su estilo del mundo. Que se complementan excelentes muestras
pictóricas y de orfebrería del gótico, renacimiento y barroco.
Por todo ello la Catedral de Jaca está considerada uno de los monumentos
más importantes del arte románico español, no sólo por su reconocida antigüedad
sino también por presentar una síntesis de elementos propios y ajenos, dentro
del ámbito de las rutas del Camino de Santiago. Vía de peregrinación, que en
época medieval ponía en comunicación toda Europa y que convirtió al arte
románico en el primer arte internacional, penetrando primero en Aragón y
posteriormente en Navarra.
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"El león sabe perdonar al caído, y Cristo a quien le implora".
Inscripción en el crismón de la Catedral de San Pedro de Jaca.
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