Patrimonio de la Humanidad, fue una de
las poderosas del mundo antiguo.
Un conjunto de ruinas es todo lo que
queda de Cartago, una de las ciudades más poderosas del mundo antiguo, ubicada
en la bahía de mismo nombre en el norte de Túnez. Su fundación se atribuye en
el año 814 a.C. a la princesa fenicia Elyssa, conocida también con el nombre de
Didón, se convirtió en la mayor potencia del Mediterráneo hasta su destrucción
tras la tercera guerra púnica.
Fundación que se relaciona con una
leyenda, la de la princesa huida de Tiro -actual Líbano- por miedo a que su
hermano la asesinase y que convence a un rey trivial para que le venda un
terreno que abarcase una piel de buey extendida, diciendo que era para que sus
compañeros de viaje descansasen. La princesa hizo cortar la piel en finas tiras
y así obtuvo la superficie suficiente para fundar su ciudad, relacionándose Byrsa,
que significa piel de buey, con el nombre de la colina donde se ubicó la
acrópolis de Cartago.
Fue reconstruida siguiendo los modelos
urbanísticos del imperio romano, por orden del emperador Augusto, que la
convirtió en la capital colonial de África y una de las mayores urbes del
imperio. En el siglo V fue conquistada primero por los vándalos y
posteriormente por los bizantinos, entrando en su declive total con la
conquista árabe en el año 695.
Fue una de las más poderosas metrópolis
de la Antigüedad, extendía su dominio hasta Cerdeña y España. Rivales de los
griegos, los cartaginenses –también llamados púnicos- fueron excelentes
navegantes, comerciantes y agricultores.
La Cartago púnica vivió sus mejores años
con las victorias del célebre general Anibal, siendo totalmente arrasada y
cubierta de sal por un egregio miembro de la familia patricia de los Escipión
tras la tercera guerra púnica.
Los romanos la conquistaron y
reconstruyeron, haciendo de ella una de las ciudades más suntuosas del imperio.
La Cartago púnica y romana se encuentra
mayoritariamente bajo la moderna ciudad, dispersos por la misma, siendo
constante la aparición de nuevos vestigios en cada excavación u obra que se
realiza en lo que es en la actualidad un lujoso barrio residencial de la
capital tunecina.
En la actualidad la zona de Cartago,
pasa por ser una de las más bellas del Mediterráneo. Los reflejos turquesas de
la bahía, las casas blancas rodeadas de cipreses y la silueta del monte Boukoinine,
son elementos que fascinan al visitante.
Toda la ciudad guarda fragmentos de la
larga historia de la ciudad, estando todo el yacimiento de restos arqueológicos
inscrito en la lista de Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco desde
el año 1979.
La colina de Birsa, fue el corazón de la
ciudad en la época púnica, en el que se alzaba un templo consagrado al dios
cartaginés Eschmoun. Los romanos allanaron su cima construyendo en ella el
capitolio y el foro. En la actualidad, en su privilegia situación la preside la
catedral de San Luis y el museo de Cartago.
La catedral data de 1890 y consagrada al
rey francés Luis IX, que murió a causa de la peste mientras asediaba la ciudad
en el año 1270. Fue mandada construir por el cardenal Lavigerie, quien fundó la
orden de los Padres Blancos de África, cuyos misioneros fueron destacados
arqueólogos y pioneros en la investigación del pasado de Túnez. En 1964 se dejó
de practicar el culto, siendo rebautizada en 1990 como Acropolium de Birsa y
utilizada como auditorio para conciertos de música clásica y exposiciones.
El museo alberga, por orden cronológico,
piezas púnicas, romanas, paleocristianas y árabes, que abarcan desde
inscripciones y sarcófagos de mármol, hasta objetos de uso cotidiano de las
épocas púnicas y romanas.
Muy cerca del museo se encuentra el
teatro romano de Adriano, construido a mediados del siglo II d.C., contaba con
capacidad para diez mil espectadores, soportado por un complejo sistema de
bóvedas. En él interpretaba sus escritos el célebre Apuleyo. Fue destruido en
el siglo V d.C. por los vándalos.
En el barrio de Magón, en la ribera del
mar, entre el puerto púnico y el actual palacio presidencial de la República
Tunecina, se encuentra el parque arqueológico de las Termas de Antonino.
Su construcción fue iniciada en la época
de Adriano y finalizada en el año 165 d.C. por el emperador Antonino Pío, del
que tomaron su nombre, y fue realizada después de un gran incendio que asoló la
ciudad en el siglo II, convirtiéndose en uno de los baños más importantes del
imperio romano y las mayores construidas en suelo africano.
En el mismo barrio se encuentran las
lagunas de los desaparecidos puertos
Púnicos, que en su día fueron los más prósperos del mundo.
El Tophet, localizado en las
proximidades de los puertos púnicos, era un recinto sagrado en el que los
cartagineses celebraban sacrificios en honor de las deidades de Cartago, Baal
Hammon y Tanit. Dado que en el lugar se encontraron urnas que contenían cenizas
de niños, durante largo tiempo prevaleció la idea de que se realizaban
sacrificios de niños, idea actualmente rebatida por algunos eruditos.
A las afueras de Cartago se encuentran
las ruinas del anfiteatro romano, construido en el siglo I d.C.
Se cree
que habría sido uno de los mayores anfiteatros de todo el Imperio Romano, pero
en la actualidad tan sólo se conserva la forma ovalada de la arena, con unas
medidas de 65x37m. En este lugar fueron martirizadas Santa Perpetua y Santa
Felicidad en el año 203 d.C.
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