Artículo de opinión sobre el queso y sus posibilidades turísticas.
El turismo es una actividad ligada al
ocio, e intrínsecamente relacionada con el estado del bienestar, que ha tenido un
gran desarrollo en las últimas décadas, siendo difícil relacionar todos los
tipos de turismo existentes. Entre los más destacados, se pueden citar clásicos
como el artístico, aventura, cinegético, comercial, cultural, diversión,
etnográfico, montaña, museístico, naturaleza, negocios, pesca, religioso, rural,
salud y sol y playa. Pero también otros considerados emergentes, como el
agroturismo, activo, cinematográfico, cicloturismo, ecoturismo, mototurismo u
otros como el exclusivo espacial. Tantos tipos, que ya existen dos ciencias
desarrolladas para su estudio: la turismologia y la excursiologia.
La gastronomía no está exenta de ser un
foco turístico, sino más bien todo lo contrario, siendo el que gira en torno a
la misma uno de los más emergentes. El agroturismo, como diversificación del
turismo rural, que permite conocer experiencias y productos de la vida rural
campesina. El enoturismo, especializado en el conocimiento del sector
vitínicola. El gastronómico, con prestigiosos y prestigiados restaurantes
emblemas de localidades; concursos; jornadas y eventos gastronómicos o rutas
gastronómicas, son algunas de las sub actividades del mismo. Su actividad a la
que se ha sumado recientemente, la que se puede denominar QUESOTURISMO.
Actividad turística connatural del
turismo rural, del agroturismo, de
experiencias y de naturaleza, diversificadora de todos ellos, y que acerca,
muestra y profundiza en el conocimiento de la materia prima y las elaboraciones
queseras, a través de diferentes tipos de experiencias.
El devenir social, las nuevas tendencias
de viajes, con escapadas de fin de semana, puentes y períodos más cortos
vacacionales, que se realizan en la segunda década del siglo veintiuno, ha
generado esta nueva forma de realizar turismo. Década en la que las nuevas
tecnologías imperan e Internet es la fuente a la que acuden muchos viajeros, de
la que se retroalimentan para obtener información y planificar sus viajes.
Sólo basta pinchar las palabras “turismo
de quesos” en cualquier buscador de Internet, para encontrar las más
variopintas ofertas turísticas relacionadas con este producto agroalimentario,
tanto a nivel regional, nacional como internacional.
Ofertas en las que las visitas a
explotaciones ganaderas, zonas de pasto, queserías, museos o realización de
catas, se complementan o complementan con actividades de aventura,
cicloturismo, culturales o de senderismo. Algo inimaginable años atrás y que ha
convertido a este tipo de oferta turística, en una especie de carrera de fondo
de prácticamente todas las Comunidades españolas por captar a los ávidos
visitantes y por ubicar las mismas como referencia nacional en la materia.
La gran variedad de quesos españoles, y
la importancia de este sector en la economía nacional no es cuestionable y se
traduce en la existencia de veintiséis tipos protegidos con el distintivo de
Denominación de Origen Protegida por la Comunidad Económica Europa,
pertenecientes a trece de las diecisiete
Comunidades autónomas en las que está vertebrado el Estado español, independientemente
de que en las mismas se elaboren otros tipos sin ningún tipo de protección o
con marcas específicas. Andalucía, Aragón, Madrid y Valencia, son las que no
tienen ninguna de las allí elaboradas con la mencionada protección. Y en todas
las Comunidades, en mayor o menor medida, existen políticas y campañas
turísticas enfocadas a poner en valor las elaboraciones que allí se realizan.
De sobra es conocido que el Principado
de Asturias es la que mayor número de tipo de quesos tiene por superficie, no
solo de España sino también de Europa, y que también lidera –junto con Galicia-
con cuatro Denominaciones de Origen este peculiar ranking nacional, superando a
está al contar también con una de las dos Indicaciones Geográficas Protegidas
existentes.
Cuarenta y nueve, de los setenta y ocho
concejos en los que está vertebrado el Principado, cuentan con al menos una
quesería –bien sea artesanal o industrial-, el equivalente al sesenta y tres
por ciento del total, lo que recalca la importancia del sector y su nivel de
incidencia en las economías locales. Cifras más que importantes que sirven, y
sobre todo debe de servir y ser utilizadas, como fuente de riqueza alternativa
con políticas dinamizadoras que permitan revertir los beneficios que de ellas
se obtengan en otros sectores económicos.
Desde el Gobierno del Principado de
Asturias, han sido varias las medidas adoptadas y los programas puestos en
marcha en estos últimos años, para fomentar el turismo gastronómico en general
y el de los quesos en particular. Entre ellos, el denominado “Saboreando Asturias” y en la actualidad
con el denominado “10 sabores para
comerse Asturias”. Campañas a las que hay que sumar alguna realizada de
forma puntual por concejos, como ha sido el caso de LLanes, interrelacionando
rutas turísticas y quesos.
“Saboreando
Asturias”, el más importante, fue un programa vigente entre 2009 y mediados
del 2015, recientemente finalizado, entre cuyos fines figuraba potenciar el
desarrollo del turismo experiencial, con una oferta turístico-gastronómica,
dividida en cinco rutas temáticas, con la participación de más de 300 empresas
turísticas y 67 agroalimentarias. Una de
esas rutas era la denominada “de los quesos y la lechería”, que incluía
posibles visitas a 17 queserías diseminadas por toda la geografía asturiana, a
tres museos y tres actividades.
“10
sabores para comerse Asturias” entró en vigor en diciembre de 2014, con el
objetivo de promocionar, ayudando al consumidor a identificar los productos de
calidad diferenciada, con características singulares y protegidos con
reconocimientos europeos o marcas de calidad. Las Denominaciones de Origen
Protegidas: queso de Afuega´l Pitu, Cabrales, Casín y Gamonéu, forman parte del
mismo, no así la IGP queso de los Beyos.
Programas ambos, que personalmente,
considero positivos en cuanto su concepto, desvirtuados en cuanto su
funcionamiento, y con una incidencia directa e indirecta mínima. Exceso de
intervinientes en la gestión, que se convirtió en una bolsa de financiación de
proyectos municipales; falta de rigor en contenidos e incidencia en públicos y
mercados objetivos prioritarios, han marcado el primero. Escaso presupuesto,
que incidió en un déficit promocional, publicitario y de acciones directas,
está marcando el segundo.
El QUESOTURISMO no sólo es posible, es
necesario en el Principado de Asturias. Existen recursos más que suficientes,
se trata de ponerlos en valor, facilitar el acceso a los mismos y darles la
promoción necesaria.
Nuestra extensión como Comunidad, apenas
llega a los 10.000 kilómetros cuadrados, pero nuestra riqueza natural, cultural
y gastronómica es infinitamente más grande exponencialmente a nuestra superficie.
Son muchos los valores y recursos, que aún no están siendo aprovechados ni
explotados, y ahí es dónde nuestros políticos y administraciones deben de
incidir, salvando los localismos –por desgracia aún muy presentes- y teniendo
claro el objetivo a conseguir y definiendo los medios necesarios para ello. El
plan estratégico turístico del Gobierno del Principado del período 2013-2015,
parecía una buena base de trabajo, sin embargo coleteando ya con sus últimos
meses de vida, su aportación real ha sido más bien escasa.
Nuestra gastronomía es en todas las
encuestas a visitantes la tercera opción más valorada desde hace muchos años, y
nuestros quesos son uno de su sustento. Poner en valor esta singularidad es la
asignatura pendiente, hay que conseguir que nuestra tierra sea vista, olida y
paladeada por el visitante, y que éste sea nuestro mejor prescriptor.
Asturias es pionera a nivel nacional en
la puesta en marcha de ferias y certámenes queseros. La que se celebra en
Cangas de Onís el día del Pilar -12 de octubre- con el nombre de “Feria de los quesos de los Picos de Europa”
ha cumplido en el 2015 sus 75 años de existencia. El “Certamen del queso Cabrales” que se celebra en Arenas de Cabrales
cada último domingo del mes de agosto, ha celebrado su cuarenta y cinco
edición. En la actualidad, se celebran
certámenes monográficos de seis quesos y doce ferias genéricas queseras, a lo
largo y ancho de nuestra geografía.
Certámenes y ferias, que son ejemplo del
turismo de interior, que acuden a su reclamo y son un importante soporte
comercial y económico para las localidades de celebración. Ellos pueden y deben
de ser un buen lugar de partida del diseño, al ser su mejor ejemplo.
Una correcta promoción y publicidad
allende de nuestras fronteras permitirá divulgar las mismas, su historia y su
elemento diferenciador. Ejemplos como las ferias que se celebran en Trujillo
(Badajoz), Pesquera (Cantabria) o Ordizia (Guipúzcoa), auténticas referencias
nacionales, a las que acuden expositores internacionales, pueden ser buenas
referencias, y más si tenemos en cuenta que las dos primeras comenzaron en 1985
y 1995, no así el último, que este año ha celebrado su cuarenta y dos edición.
Y para nada es descartable apostar por
eventos internacionales, que den una dimensión exterior a las muchas
elaboraciones que aquí se realizan, como el World Cheese Awards, que ya ha
celebrado una edición en España, en el 2009 en Gran Canaria y en el año 2016 se
celebrara en San Sebastián.
El eslogan “Paraíso natural”, aún muy válido para el que suscribe, encuentra en
la infinidad de rutas de senderismo y de montaña existentes, a uno de sus
mayores sustentos. Si otras Comunidades han creado rutas de estas
características en torno a su queso, como por ejemplo la del Idiazábal o la del
Payoyo, ¿por qué no desarrollarlas aquí? Muchas de las existentes están en el
entorno de queserías, una simple modificación o alternativa, permitiría
enriquecer por un lado la ruta y por otro dar a conocer las mismas y sus
elaboraciones.
Nuestras montañas, majadas y zonas de
pastos comunales, son el hábitat natural de la ganadería que surte de materia
prima a los profesionales queseros para sus elaboraciones, algunas de ellas con
queserías ubicadas en las mismas –como es el caso del Gamoneu- y otras en sus
cercanías. Diseñar rutas temáticas –de senderismo o cicloturismo- que permitan
la visualización conjunta de ambas, con el suministro de información necesaria,
son posibles a un coste asumible y razonable, con un más que factible retorno
económico a corto plazo.
Rutas temáticas, como la de la “sidra y
el queso” que realizan en Asiego (Cabrales), es extrapolable y debería
extenderse a otras comarcas queseras. Exitosa
iniciativa privada, que combina nuestros dos productos agroalimentarios más
emblemáticos, con visitas, explicaciones y degustaciones. Todo un ejemplo de
buen hacer, auténtico producto turístico complementario, y que permite al
visitante profundizar en su conocimiento.
La realización de catas, cursos y
degustaciones están en auge, hay un amplio sector de la población que demanda
las mismas sobre muy variados productos. Son un perfecto complemento a las
visitas a las queserías y a las ganaderías, dan un valor añadido diferenciador
permitiendo un mayor conocimiento del conjunto y un sustento económico a los
productores. Sin olvidar de la posibilidad de hacer cada uno su propio queso,
perfectamente compatible con las propuestas anteriores.
El Cabrales y el Gamoneu, son nuestros
emblemas queseros, y los que cuentan con mayor número de elaboradores y
queserías. En su elaboración es imprescindible su maduración en cuevas. Cuevas
que no son visitables por regla general, algunas de tamaño reducido y
apartadas, pero otras susceptibles de serlo. En Cabrales, su Fundación, tiene entre su oferta la visita a
la cueva-exposición, en dónde no hay maduración de quesos, y recientemente
–agosto 2015- la Central Lechera Asturiana oferta visitar su cueva el Molín,
dónde si hay piezas en maduración, Gamoneu no cuenta sin embargo con esta oferta.
La posibilidad de visitar las cuevas
productoras, es por su peculiaridad y vistosidad, uno de los mayores reclamos de
esta opción turística, y para nada está reñida con las condiciones higiénico-sanitarias
ni de conservación de las cuevas. Medios técnicos existen y ejemplos también.
El Roquefort está considerado como uno de los grandes quesos mundiales, se
madura en cuevas, y las mismas no sólo son perfectamente visitables, sino que
es el reclamo para recibir a miles de visitantes año tras año en su ya mítica
montaña.
Intrínsecamente ligado con el turismo
cultural están los museos, pero también con el sector agroalimentario. En el
caso de los quesos son los menos existentes en España, pero en el Principado
existe uno, el de la Lechería y los quesos de la Foz de Morcín, que por su
contenido bien puede ser un referente nacional y sin embargo languidece en un
sótano, que no reúne las condiciones mínimas museísticas, con un elevado
volumen de piezas que dormitan en un almacén sin posibilidad de ser expuestas.
La desidia de las administraciones regional y local, han motivado un despilfarro
de un millón cien mil euros de fondos públicos en habilitar un espacio
museístico, rehabilitando las tolvas del pozo minero Montsacro, concluido en el
año 2008 y que no sólo no entró nunca en funcionamiento, sino que su puesta en
marcha en la actualidad requeriría una nueva y cuantiosa inversión dado el
deterioro de las instalaciones.
Un museo de estas características, con
unas buenas instalaciones, bien podría ser el nexo de unión conductora de un
adecuado planteamiento turístico. Su ubicación en la zona centro, en una
comarca con diferentes recursos de nuevo cuño y la cercanía -a poco más de 100
metros del mismo- de una quesería acogida a la DOP Afuega´l Pitu, son
argumentos suficientes.
El sector turístico en el Principado de
Asturias, cuenta entre sus debilidades, el no explotar aun debidamente los
muchos recursos turísticos existentes, una atomizada estructura empresarial
minifundista o el poco interés como destino para los grandes operadores e
intermediarios internacionales. Y tiene entre sus fortalezas, el ser un destino
aún no maduro, por ser un sector no desarrollado hasta hace apenas dos-tres
décadas, un poder diferenciador en recursos naturales y espacios protegidos, ser
pioneros y tener una muy buena imagen en el turismo rural e importantes
recursos patrimoniales y de turismo activo.
El QUESOTURISMO, puede y debe, de ser
una apuesta del sector turístico. Es susceptible de convertir las debilidades
mencionadas en fortalezas, y estas en auténticas oportunidades. Si a ello se
suma que no tiene estacionalidad, salvo en contados casos, existen argumentos
más que suficientes para ser una pieza más –y de las importantes- en el
conjunto de un sector tendente a ser uno de los que más aporte al maltrecho
producto interior bruto de la Comunidad.
MÁS INFORMACIÓN. Pinchar en enlaces.
"El quesoturismo, puede y debe, de ser una apuesta del sector turístico en el Principado de Asturias, al disponer de auténticas oportunidades". Luis Javier del Valle Vega, escritor turístico y gastronómico.
Para poner de acuerdo a la multitud de productores y la gran cantidad de Ayuntamientos y entidades públicas implicados, sería necesaria una titánica labor de alguna institución o entidad muy comprometida y que aunara los esfuerzos dispersos.
ResponderEliminarJ.A.V.L.
En junio de este año hemos lanzado al mercado un producto 100% asturiano en el que se invita a conocer diferentes procesos de elaboración del queso, la sidra y el vino de Asturias.
ResponderEliminarOs invitamos a conocer nuestro pack de experiencias "Sidra Queso y Vino de Asturias", que incluyen "visita guiada + degustación + obsequio del elaborador" y en el que se reúnen 11 elaboradores para elegir el que más guste.
https://www.vivobox.es/18/sidra-queso-vino-asturias
Muchas gracias y enhorabuena por el blog.