jueves, 24 de mayo de 2012

Un paseo por Oviedo de la mano de las damas de Doña Gontrodo, en su IV Gran Capítulo, 2012

Woody Allen, asume un nuevo papel en su dilata vida de actor, y con el uniforme de la Cofradía Doña Gontrodo, realiza un paseo histórico artístico por Oviedo, a las cofradías enogastronómicas asistentes al IV Gran Capítulo de la Cofradía de Doña Gontrodo.


Aunque el día no amaneció primaveral como su fecha podía indicar, 19 de mayo de 2012, no hizo que el genial actor, guionista y cineasta estadounidense se amedrentase y uniformado de Doña Gontrodo, hiciese de guía turístico a la centena muy larga de representantes de las veintiséis cofradías enogastronómicas que arroparon a las damas de la Cofradía de Doña Gontrodo en su IV Gran Capítulo, durante el clásico desfile por las calles de la ciudad. Veintisiete Cofradías procedentes de Francia, Portugal, Galicia, Castilla La Mancha, Castilla y León, Comunidad Valenciana, Cantabria y Principado de Asturias, que un año más, mostraron su cariño y apoyo a la única Cofradía española, cuyos cofrades son todos femeninos, y cuyo nexo de unión es la defensa de la cocina tradicional asturiana.
El punto de encuentro, fue la calle Milicias Nacionales, en el que Woody espero pacientemente uniformado a que fuesen llegando los diferentes cofrades asistentes al Capítulo, con el correspondiente recibimiento y salutación de las anfitrionas a cada Cofradía que se iba sumando al encuentro, e invitándoles a reponer fuerzas del viaje realizado hasta Oviedo, con un copioso desayuno.


 

 
 
 
A las doce del mediodía, con todas las cofradías presentes, la Banda de Gaitas Ciudad de Oviedo, dirigida por José Manuel Fernández Gutiérrez -más conocido por Guti- abrió el vistoso desfile, comenzando con él, la visita turística. Paseo que desde la calle Milicias Nacionales, nos llevo hasta el monasterio de San Pelayo, dónde se celebraría la santa misa, en primer lugar y al Ayuntamiento, como punto final. Desfile que invadió las calles con el colorido de sus pendones al aire, capas, chaquetas,  sombreros y monteras, haciendo las delicias de los sorprendidos viandantes carbayones.
 
 
 

La banda dando inicio al desfile, con Guti en primera línea.
 
 
 
El desfile, ha permitido ver a los que lo integraban, parte de la gran riqueza histórica-artística que tiene la ciudad, entre ellas el amplio número de esculturas –cerca de 150 repartidas por toda la ciudad-  siendo testigo de nuestro paso dieciséis quince esculturas, al que hay que sumar quince monumentos o hitos históricos.
La primera visión fue la que a Woody le dedico la ciudad de Oviedo,  inaugurada el uno de mayo de 2003, realizada en bronce por el escultor asturiano de Candás, Vicente Martínez-Santarúa Prendes, y aunque no lo parezca,  mide 10 centímetros más que él en persona. Dedicada en agradecimiento a los elogios de éste a la ciudad, durante la visita realizada en octubre del 2002 para recoger el premio “Príncipe de Asturias a las Artes”, en el que en el transcurso de una conferencia, dejó dicho: «Oviedo es una ciudad deliciosa, exótica, bella, limpia, agradable, tranquila y peatonalizada; es como si no perteneciera a este mundo, como si no existiera... Oviedo es como un cuento de hadas». Aquellas palabras figuran ahora en una placa que acompañan la estatua de Allen, instalada en la céntrica calle de Milicias Nacionales, y según palabras de su autor, el resultado muestra a una persona relajada y atónita al contemplar Oviedo. Seguro que muchas personas que nos visitan por primera vez, sienten la misma sensación, como alguno le ha manifestado ese  mismo día.
 
 
 
 
Estela a su derecha y María José a su izquierda, con Woddy, hicieron de interlocutoras Gontrodos.



El vistoso cruce de la calle Milicias Nacionales, con las calles Pelayo, Palacio Valdés y Posada Herrera, es la ubicación que tiene “El Diestro”, del escultor malagueño de Villanueva de Algaidas, Miguel Berrocal. Representa el torso de un torero,  sorprendiendo por el volumen logrado por la pieza, las formas exageradamente redondeadas, la exquisita pulimentación y la rotundidad de los acabados. Luce allí en su pedestal de mármol, desde 1998.
 
 
 
 
La representación del RAIM, desplazada desde Campello (Alicante) posa ante el Diestro.



A escasos doscientos metros de la anterior, en la calle Pelayo,  se divisa una de las más llamativas y voluminosas de la ciudad, con sus mil kilos de peso, cuatro metros de altura y sus 80 centímetros de pedestal de granito. Se trata del “Culus Monumentalibus” del escultor que se consideraba asturiano, aunque nacido en Santurce (Vizcaya), Eduardo Úrculo, realizada en bronce embetunado en negro e instalada el 23 de octubre de 2001. Representa un orondo culo monumental sobre unas nalgas redondeadas, que se repite por ambas caras, y cuya visión no deja indiferente a nadie.

Mabel, Alejandro, Alberto y Mariano, de la Cofradía del Oriciu de Gijón, posan ante una de las emblemáticas obras de Úrculo.



La calle Pelayo concluye en la plaza del teatro Campoamor, dónde se ubica el teatro que le da nombre, famoso por albergar el acto oficial de la ceremonia de entrega de los “Premios Príncipe de Asturias”. Levantado en la huerta del convento de Santa Clara, de estilo neoclásico, fue construido entre los años 1883 y 1892, por el arquitecto Juan Miguel de la Guardia, gracias a la suscripción pública de la burguesía local, e inaugurado en 1892. Durante la revolución del 34, fue prácticamente reducido a cenizas, quedando solo en pie la fachada principal, volviendo a abrir sus puertas en 1948 después de su nueva construcción, contando con remodelaciones parciales posteriores. En esta plaza se encuentran dos esculturas.
La primera es encuentra en la esquina izquierda de la fachada principal del teatro, casi ya en la calle Alonso Quintanilla. Se trata de “La Bailarina”, obra del escultor abulense Santiago de Santiago de Hernández, en bronce pulido con unas medidas de 2,35 metros de alto y 70 centímetros de ancho y un peso de 165 kilos, luce apoyada en una peana allí desde el 3 de mayo de 2011, y representa a una mujer ejecutando un paso de danza.
 
 
 
 
El buen amigo, Tino Sampedro, de la Anchoa de Cantabria, ante la escultura que homenajea a un oficio, del que él precisamente no es un gran virtuoso.


Delante de la fachada principal del teatro, se encuentra la segunda. Es “Esperanza caminando” obra del madrileño Julio López Hernández, en 1998. Realizada en bronce, de una altura de 1,65 metros, representa a una mujer que lee un libro mientras camina.
 
 
 
 
Los cofrades del Nacimiento del Ebro, en Reinosa, ante el teatro, rodeando a Esperanza.


Cuando se enfoca la calle Argüelles, en la cara este del teatro, estás  “La Pensadora”, realizada por el escultor local José Luis Fernández en bronce, y colocada allí el 27 de mayo de 1999. Con un peso de 700 kilos, y unas medidas de 2,75 metros de alto por 1 de ancho, representa a una mujer pensativa, con la mirada perdida en el horizonte.


 
Los amigos Consuelo Solano y César Ruiz, de los Quesos de Cantabria, buenos conocedores del paseo realizado, por las múltiples visitas que nos realizan.



Y a escasos metros de ella, poco antes del mítico Carbayón (roble),  allí plantado en sustitución del derribado en 1879 en la calle Uría, cuando el ensanche de la ciudad, símbolo de la misma y que nos da el gentilicio a los ciudadanos de Oviedo de “carbayones”, se encuentra la escultura “Plácido Álvarez Buylla Godino”. Busto en bronce sobre pedestal de granito, realizado por el escultor asturiano Gerardo Zaragoza, levantado por suscripción popular en honor del prestigioso médico y escritor carbayón, uno de los dieciocho ilustres “Hijo predilecto de la ciudad de Oviedo”, título que recibió el 30-12-1971. Inaugurado el día grande de las fiestas de Oviedo del año 1972, el 21 de septiembre, quedando constancia del homenaje, en su su placa al “medico humanista, maestro del saber y del vivir, guía de una generación, símbolo del amor a Oviedo
 
 
 
Carmen  y Ricardo, dos de los seis cofrades asistentes del Arroz y Toroja de Castellón, posan ante el ilustre carbayón.


Siguiendo la misma calle, se encuentra la plaza del Carbayón, y en ella, prácticamente enfrente de la anterior, dos nuevas piezas escultóricas. Una de ellas compuestas por tres piezas independientes, forman parte de la fachada del edificio del Instituto Nacional de Previsión, conocido como “Mural al trabajo” o “Relieves del trabajo”, realizado por el escultor Francisco Goicoechea Aguirre en 1936.
La segunda,  la plaza delante del mencionado edificio, es el “Monumento a la Concordia” también conocida como “Cabeza de manifestación” fue realizada por la madrileña Esperanza d´Ors, fue instalada en 1997 y está realizada en bronce. Instalada sin pedestal, está compuesta por siete figuras humanas desnudas -4 mujeres y 3 hombres- a tamaño natural.


 
El monumento observa el vistoso desfile de las cofradías, que también ejercemos el nombre que tiene el mismo.
 
 
 
La plaza Juan XXIII, está ubicada en la unión de las calles Arguelles y Jovellanos, y en ella Woody mostró la escultura “La Amistad”, también conocida como “Amigos”. Obra realizada de nuevo como la Bailarina, por Santiago de Santiago Hernández, en 1993, en bronce oscuro pulido y brillante, representa las figuras de un hombre y una mujer cogidos de la mano, ubicada sobre un pedestal de granito que contiene la leyenda: “A Oviedo, en recuerdo de Tomás y Cecilia, con ellos conocí la amistad, en ellos conocí el amor”.

 

Regueiro y Miguel Ángel, de la Orden de los Caballeros del Sabadiego, de Noreña, ante la escultura cuyo nombre, bien ejercen ellos con las damas de Doña Gontrodo.


La siguiente visión que se pudo observar no fue una escultura, sino una mínima parte de nuestra historia, el pequeño trozo de la primitiva muralla de Oviedo, que aún se mantiene en la calle Jovellanos. Elevada por el rey Alfonso II el Casto, entre los años 791 y 842, cuando traslado la capitalidad y corte del reino de Asturias a Oviedo desde Pravia, con posteriores ampliaciones en la época medieval. Contó con un perímetro de 1.400 metros protegiendo toda la ciudad. Su estado actual es de relativo abandono a pesar de haber sido declarada monumento histórico-artístico, pudiéndose ver tramos, además de este, en la plaza del Riego y el más extenso en la calle Paraíso.
 
 
 
Carlos Guardado, representante de la orensana Irmandade dos vinhos Galegos, ante un trozo de nuestra historia.


Justo a continuación de la muralla, confluyen en la calle Jovellanos, la del Águila y Gascona, está muy conocida turisticamente por ubicarse en ellas numerosas sidrerías, en la que se rinde culto a la sidra, nuestra bebida ancestral,  ganándose el sobrenombre de “bulevar de la sidra”. A pie de calle, al inicio del bulevar, erigida por petición de la “Asociación de sidrerías de la calle Gascona” ,se encuentra la escultura “La Gitana” del escultor carbayón Sebastián Miranda e inaugurada el 20 de octubre de 2005, y que es una de las cinco obras sobre las que el Ayuntamiento ha adquirido sus derechos de reproducción del artista.
 
 
 
Los Amigos de los Nabos, de la Foz de Morcín, con la escultura sita en una calle que bien conocen.


En la confluencia de las calles Jovellanos y el Águila, se ubica el ala oeste del monasterio de San Pelayo, primer destino del desfile. Dicho ala albergó el Archivo histórico de Oviedo primero, y ahora de Asturias, entre los años 1972 a 2010, en el que fue trasladado a la antigua cárcel modelo de Oviedo. Dicho archivo se creo en enero de 1956, y su primera sede fue el palacio de Toreno, en la plaza del Fontán.
Antes de dejar la calle Jovellanos, y coger la calle San Vicente, hay una parada obligatoria que realizar, por su simbología y singularidad. En el ala norte del monasterio, se encuentra el monumento al genial ilustrado asturiano que le da nombre a la calle. Se trata de un homenaje dedicado en 1798 por la Junta General del Principado de Asturias a Gaspar Melchor de Jovellanos, nacido en 1744 en Gijón y fallecido en Puerto de Vega en 1811, en reconocimiento a su dedicación y trabajo en pos del progreso e industrialización de Asturias. Realizado por el arquitecto Juan de Villanueva, fue en su momento todo un hijo, al ser el primer monumento público dedicado a un particular en España.
De considerables medidas, una placa grabada en piedra, traducida del latín, dice: “Siendo Rey D. Carlos IV, y en el año de 1798, la Junta General del Principado, con fondos del tesoro provincial, acordó levantar este monumento imperecedero a las notorias virtudes de don Gaspar Melchor de Jovellanos, de linaje ilustre, natural de Gijón, caballero de la orden de Alcántara, admirado en Sevilla por su celo en el desempeño de los cargos públicos, embajador electo de España en Rusia, consejero de Estado del rey Católico y ministro de Gracia y Justicia con aplauso de los hombres buenos: a él debe la provincia de Asturias los más señalados servicios, la apertura de la real carretera, el beneficio de las minas de carbón de piedra y el pensamiento y fundación del nuevo instituto de ciencias”
 
 
 
  La Cofradía del Quesu Gamoneu, de Cangas de Onís, rindió homenaje a nuestro ilustrado.
 
 
 
Y ya en la calle San Vicente, el desfile concluye en el monasterio e iglesia  de San Pelayo. Monasterio benedictino de clausura, cuyas monjas conocidas como las Pelayas, dedican su tiempo a la oración y prestan diferentes servicios externos, como los de hospedería, archivo, talleres de encuadernación artesanal y de restauración, salones para conferencias, reuniones y encuentros e impartición de cursos de canto gregoriano, del que tienen diversos discos editados.
Según una antigua tradición, es fundado por el rey Alfonso II el Casto (791-842), durante la monarquía asturiana,  bajo el nombre de San Juan Bautista, siendo el único cenobio benedictino asturiano que se ha mantenido vivo sin interrupción hasta el día de hoy. Construido sobre el área palatina de la época prerrománica, guarda en sus muros y bajo sus cimientos, una parte importante y no desvelada de la historia de la ciudad, como son algunos restos románicos del claustro. Sufrió diversas reformas a lo largo de los siglos, como la realizada a finales del siglo XVII, con la reedificación del conjunto, o la de 1703 con la construcción de la vicaría, de estilo barroco asturiano, que constituye la fachada actual del monasterio.
La obra de la actual iglesia, dónde se celebró la santa misa del Capítulo, se remonta a 1590, cuando fue reedificada con su original tipología de nave continua, pero con espacios visualmente divididos, con el coro al fondo, dónde las Pelayas cantan gregoriano en la misa del mediodía de los domingos.
La Cofradía anfitriona, toma el nombra de Gontrodo Petri, fundadora en 1153 y abadesa del cercano monasterio de Santa María de la Vega, y que a la desaparición de este, las monjas se trasladaron al de San Pelayo, llevándose con ellas el fondo documental, piezas de orfebrería, reliquias y restos de sus difuntos, que inhumaron en su nuevo destino, entre los que se encontraban las de su fundadora, que allí descansa en un arca de madera.
Concluida la santa misa, y realizada la posterior foto de familia de todos los representantes de las cofradías asistentes, realizada en las escaleras de la iglesia, el desfile continúo hasta la plaza del Ayuntamiento, cuyo salón de actos acogió el acto oficial del Capítulo, y posteriormente a la anexa plaza de Trascorrales que albergo la comida,  lo que ha permitido seguir disfrutando del Oviedo monumental.


 


La plaza Feijoo, sirvió para observar de cerca el exterior de la iglesia de Santa María la Real de la Corte, que alberga esta parroquia desde 1859 cuando se la entrego el Estado, ante el peligro de derrumbe de la anterior. Esta iglesia fue primeramente el templo del monasterio de San Vicente.


 
José Carlos, de la Confraria portuguesa de Amadora, con la plaza detrás.


Hablar de este monasterio es hablar de la propia historia de la ciudad, aunque estudios recientes remontan su fundación a años anteriores. Con fecha de documentación fundacional de 25 de noviembre del año 781, describe la llegada y asentamiento de los monjes Máximo y Fromestano, en el año 761, durante el reinado del monarca asturiano Fruela I, en un lugar llamado Oveto, para fundar la basílica de San Vicente y posterior monasterio. Este, como digo hasta hace poco más de un año, se pensaba que era el núcleo primigenio de Oviedo, y como tal se daba, aunque los historiadores no acaban ahora de ponerse de acuerdo.
La iglesia es un magnífico ejemplo de arquitectura religiosa, de estilo jónico, erigida a partir de un edificio románico entre 1587 y 1592. En ella destaca su portada con su fino arco de triunfo entre columnas jónicas, cerrada con un reja de 1666; su retablo mayor de 1640; su crucero dónde reposan los restos del padre Feijoo, bajo losa de mármol roja; tallas barrocas y el órgano del coro barroco de 1705, el más tardío y por tanto más evolucionado de los cuatro históricos que se conservan en el Principado.


 
Ante la puerta de la iglesia, posó la nutrida representación del Vino de Cangas, de Cangas del Narcea.


 
Enfrente de la iglesia, y presidiendo la plaza, se ubica el monumento a Fray Benito Feijoo (1676-1764), inaugurada el 28 de marzo de 1954, y realizada por el escultor asturiano de Cangas de Onís, Gerardo Zaragoza. Es una estatua en piedra sobre un pedestal de traza helénica, del ensayista y polígrafo gallego, ubicado en el monasterio de San Vicente desde muy joven, dónde vivió y alumbró su ciencia, cuyos restos descansan en la iglesia mencionada anteriormente. Con este monumento, la ciudad quiso dejar patente su agradecimiento al benedictino, que hizo de Oviedo “un oasis en la sequedad española del siglo XVIII”.
 
 
 
 
  Los Gastrónomos del Yumay, de Avilés, de las últimas cofradías creadas en el Principado, con sus becas y sombreros, ante el ensayista gallego.
 
 
 
La plaza concluye en el arco de San Vicente, anexo del antiguo monasterio de mismo nombre, en el que una placa, de septiembre de 1985, recuerda la fundación en este lugar del monasterio y posterior ciudad regia. En ella también se recogen los nombres de las ciudades que allende los mares tomaron el nombre de Oviedo. La placa dice “Reinando Fruela I en el año DCCLXI Máximo y Fromestano elevaron en este lugar ya llamado Oveto un monasterio que propicio la inmediata fundación regia de la ciudad de Oviedo. Por allende los mares y a través de los tiempos nuevas ciudades tomaron sus nombres. Herminio Montiel, alcalde de ciudad de Oviedo en Paraguay. Carlos Alberto Gomez, alcalde de Oviedo, República Dominicana. Robert W. Wittier, alcalde de Oviedo, en Florida (EEUU), Antonio Masip, alcalde Oviedo, España. Septiembre 1985”

 

Juan Manuel Gómez y su esposa, del Orujo de la Liébana, comarca histórica de la Asturias de Santillana.
 
 
 
Esta placa se encuentra adosada a una pared del edificio que alberga el museo Arqueológico de Asturias, creado en torno al claustro del monasterio de San Vicente. Fue creado en 1944, y abierto al público desde 1952 al 2004, año en que se comenzó su rehabilitación y mejora, abriéndose de nuevo hace poco más de un año, el 21-03-2011. Museo de visita imprescindible, en él se halla una buena parte de nuestra historia: instrumentos del paleolítico inferior, medio y superior, del epipaleolítico y de la edad de los metales; dos salas con elementos de la romanización astur; dos salas del prerrománico asturiano –estilo único en el mundo-; sala de arte románico, de arte gótico y una amplía muestra de etnografía asturiana.
El claustro del museo, es otra referencia de las damas de esta Cofradía,  allí se encuentra el sarcófago románico dónde enterraron a Gontrodo Petri el 26-11-1186. Realizado en piedra caliza , con unas medidas de 1,004 metros por 700 centímetros, está decorado con tallas de figuras de aves y perros, enlazados con tallos y follajes.

 
  Los cofrades del Vino y Viandas, de Valladolid, en el costado de la puerta principal.
 
 
 
La cara sur del museo ya da hacía la corrada del Obispo, emblemática plaza del casco histórico, su nombre se remonta a 1265, fecha en el que existe un documento de una casa en la rúa de Barredo, que limitaba con la plaza del corral del Obispo. En ella se ubican el palacio Episcopal y el conservatorio superior de música de Asturias, instalado en la conocida como casa del “deán Payarinos”, Benigno Rodríguez Pajares.
El palacio Episcopal, ocupa el solar en el que presumiblemente se alzaron los primitivos palacios de los reyes del reino astur. Comprende distintas etapas de construcción que no se remontan más allá del siglo XVI puesto que el edificio original quedó totalmente arrasado durante el incendio de 1522, que destruyó gran parte de la ciudad, aunque tiene entre sus paredes, pequeñas ventanas románicas de una construcción más antigua. Fue pasto de la llamas durante la Revolución del 34, en 1942 se iniciaron las labores de reconstrucción, modificándose notablemente la fachada pero conservando idéntica la puerta principal y sin alterar el aspecto del conjunto. La fachada principal, orientada al este, cuenta con una puerta de grandes dimensiones con sillares almohadillados y flanqueada por el escudo del Obispado de Oviedo, sobre ella, un balcón voladizo con rejería y también con la Cruz de los Ángeles, escudo del Cabildo, y el blasón del arzobispo Diego Aponte Quiñones (1585-1598).



 
La numerosa representación del Colesterol de Avilés, con sus coloridas capas, ante la casa del deán.


A la corrala da la puerta de la Limosna, con acceso al claustro de la Santa Iglesia Basílica Catedral metropolitana de San Salvador, de estilo gótico, erigida entre los siglos XIII y XVI, sobre otro conjunto catedralicio del siglo IX de estilo prerrománico. Esta puerta es así llamada por la costumbre de que el obispo y el Cabildo repartiesen pan a los necesitados en jueves santo; desde su balcón se anuncio al pueblo de Oviedo la declaración de la guerra a Francia, por la Junta General del Principado.


 
Toño Villabrille y su esposa, representaron a la Buena Mesa del Mar de Salinas, delante de la puerta de las limosnas.
 
 
 
Woody no pierde la ocasión al paso por la plaza,  para explicarles que aunque no se ve detrás de la puerta anterior, se encuentra la torre de San Miguel de la Catedral de San Salvador de Oviedo, prerrománica del siglo IX. En su conjunto se encuentran los restos del palacio regio de Fruela I y una de las auténticas joyas de la ciudad, la Cámara Santa, su capilla palatina. Igualmente del siglo IX y mismo estilo, declarada monumento nacional y patrimonio de la humanidad por la UNESCO, añadida en 1998 al conjunto de monumentos prerrománicos asturianos que con el nombre de “Iglesias del Reino de Asturias” se habían incluido en 1985; en ella se guardan los tesoros y reliquias, gran parte traídas desde Toledo cuando la invasión musulmana, como el Arca Santa (siglo XI) con el Santo Sudario, reliquias de la Vera Cruz, el Cristo Nicodemus, así como las emblemáticas y simbólicas Caja de las Ágatas,  Cruz de los Ángeles, que luce en el escudo y  bandera de Oviedo, y la aún más Cruz de la Victoria, enarbolada por Pelayo, en la batalla de Covadonga y que luce esplendorosa en el escudo y bandera de Asturias.
Paseada la calle Canóniga, el desfile enfila la calle San Antonio, dejando a la derecha la de Santa Ana, la esquina de estas dos calles, alberga uno de los museos bellas artes más importantes, el de Asturias. Instalado en los edificios del Palacio de Velarde –barroco del siglo XVIII y dos casas palacio, la de los Oviedo-Portal y la de Solís-Carbajal, cuenta con 1.800 metros cuadrados, que tras la reforma y ampliación que en estos momentos se está llevando a cabo, duplicara los mismos. Inaugurado el 19 de mayo de 1980, a partir de la colección de arte propiedad de la antigua Diputación Provincial de Oviedo, depende de la Consejería de Cultura del Principado de Asturias y es sufragado con fondos del Principado de Asturias y el Ayuntamiento de Oviedo. El Museo actualmente cuenta con un fondo de entre 8 y 10.000 piezas inventariadas, desde la edad medial al siglo XXI, aunque realmente sólo se expongan entre 350-400 al público. Contiene pinturas de artistas españoles -destacando los asturianos- y extranjeros (destacando la pintura italiana y flamenca), además de esculturas, fotografías y objetos de vidrio y loza. La visión de la fachada del museo desde el cruce de las calles Santa Ana, Canóniga y San Antonio, permite una estupenda visión de la torre de la ya mencionada Catedral metropolitana de San Salvador de Oviedo, concluida en el siglo XVI.


 

Javier Gracia y Ana, de la Cofradía del Vino de la Rioja, delante del museo, con la torre nueva de la Catedral al fondo.
 
 
 
La calle San Antonio confluye en el cruce de las calles Rua, Altamirano y Cimadevilla, en el edificio de la esquina de estas dos calles, una nueva placa hace recuerdo a los héroes de Oviedo que se levantaron contra las tropas francesas que invadieron España. Levantada en el centenario del movimiento, su texto es: “9 de mayo de 1808. En este sitio rechazo el pueblo ovetense las ordenes del extranjero e inicio el levantamiento de Asturias para defender la independencia española. Gloria y gratitud a A.Llano, Ponte, Busto, Peñalva, Reconco, Correa, Méndez, Vigo, Argüelles, Escosura, Jove, Joaquina G. Bobela, María G. Andallón y demás patriotas. En el 1º centenario el Ayuntamiento de Oviedo”.
Si en Móstoles, Madrid, se firmó el conocido como “bando de la Independencia” el dos de mayo de 1808 contra las tropas napoleónicas, firmado por Juan Pérez Villamil, Esteban Fernández de León, Andrés Torrejón y Simón Hernández, fue el embrión del levantamiento popular español, a Oviedo y al Principado de Asturias, una vez más, le cabe la gloria de iniciar articuladamente el movimiento de rechazo, organizando un ejército, armando al pueblo, constituyendo una Junta Nacional y enviando dos comisionados a Londres para pedir el auxilio de Inglaterra. El ejemplo de Oviedo fue seguido por otras ciudades como Santander, La Coruña, Cádiz y Sevilla, y la mayoría de las ciudades no ocupadas por los franceses. Móstoles y Oviedo, se hermanaron en el pasado mes de abril, por dicho motivo.



 
Solé y Antonio, de la Cofradía del Vino de la Ribera del Duero, debajo de la placa conmemorativa.



 Al enfocar la calle Cimadevilla, ya se vislumbra el segundo destino, el edificio de la casa consistorial, con su torre del reloj levantada en 1940, obra de Gabriel de la Torriente, levantada sobre su arco central del siglo XIII, que en sus orígenes formaba parte de la puerta de la ciudad, conocida como la puerta Cimadevilla.



 
Maribel y Miguel Gazapo, suelen ser siempre los representantes de la Cofradía del Queso Manchego, en los Capítulos que se celebran en el Principado, con el arco detrás.



El lujoso salón del plenos del Ayuntamiento, presidido por un cuadro del Príncipe de Asturias, y luciendo es sus paredes cuadros de los reyes de la monarquía asturiana, fue el escenario elegido para la celebración del acto oficial del IV Gran Capítulo. El edificio fue proyectado en el año 1622 y concluido en 1671, por el arquitecto Juan de Naveda, con posteriores reformas en los siglos XVIII y XIX, combinando estilos barrocos y renacentistas, y que sustituyo al primero sito en el atrio de la cercana iglesia de San Tirso, ubicada a la vera de la Catedral. Para su construcción se aprovecharon soportes de la vieja muralla y de la puerta de Cimadevilla, ya mencionadas.  En la guerra civil española, sufrió grandes destrozos trasladándose momentáneamente al palacio del marqués de San Feliz, siendo reedificado después de la misma, siendo la dicha torre del reloj su parte más ostentosa. En su fachada oeste, una placa allí situada pone de manifiesto los título del escudo del municipio “muy noble, muy leal, benemérita, invicta, heroica y buena de ciudad de Oviedo”, y en el acceso al mismo, a través de su puerta principal, una nueva placa hace mención a la toma de S.A.R el príncipe de Asturias, Felipe de Borbón y Grecia, como alcalde honorario de la ciudad, el 14 de octubre de 1988, VI centenario de la creación del título de Príncipe de Asturias.


 

Carlos Cuesta, buen amigo de la Sociedad gastronómica y cultural la Pegarata de Pola de Laviana, que poco a poco van conviviendo con las Cofradías, entre la cruz de la Victoria y la placa mencionada.


La plaza de la Constitución o del Ayuntamiento, tiene en su lado oeste la iglesia de San Isidoro el Real, otro monumento histórico artístico de la ciudad. Construida entre 1616 y 1681, año de su consagración, clasicista en su esquema y barroca en elementos por dicho motivo, de fachada severa su interior es suntuoso, comparte con la cercana Catedral, que las dos se quedaron con una torre, quedando en ambos la torre gemela sin construirse. Su planta de cruz latina, contiene una nave única con capillas-hornacinas, crucero sin resaltar y amplia capilla mayor, con interesantes retablos y esculturas.



 
Ana, representante de la francesa Chines des Rotisseurs, delante de la iglesia de San Isidoro.


La existencia de un mercado para la venta de frutas, verduras y carnes ya aparece recogido en las Ordenanzas del concejo de Oviedo durante el siglo XIII. En la Navidad de 1521 Oviedo sufre un gran incendio, el 10 de Septiembre de 1523 el Emperador Carlos V, para superar la crisis local derivada del incendio concede a Oviedo un mercado franco, a celebrar todos los jueves a partir del mes de enero de 1524. Este mercado se celebra en la zona del Fontán, lugar ocupado por una antigua laguna desecada, siendo su último vestigio el actual Caño del Fontán. A escasos metros, en 1885 se inaugura el edificio del mercado El Fontán, diseñado por el arquitecto Javier Aguirre, majestuosa edificación protegida por el Ayuntameinto, entre las calles Fontán y Fierro, en el lugar ocupado por el antiguo colegio jesuita de San Matías, estando contiguo a la anteriormente mencionada iglesia de San Isidoro, que ha sufrido una importante remodelación en 1994.


 

Elisabet, de la Cofrerie Saint Romain, con la plaza del mercado del Fontán de fondo.
 
 
 
Woody, ya un poco cansado de ejercer de guía, enfoca a los asistentes al Capítulo, al destino final, la plaza de Trascorrales, en el que aún le quedan por explicar otras tres nuevas esculturas y otro de los edificios emblemáticos de una ciudad que tanto le cautivó.
“La Pescadora”  realizada en bronce, sobre un pedestal de mármol, inaugurada el 23 de diciembre de 2005, es una copia moderna realizada tras la muerte de su autor, el escultor ovetente Sebastián Miranda (1885-1975) basada en su obra “Saturnina Requejo, la Cachucha en 1941, fue la primera que mostró.
 
 
 
 
Cofrades del Jamón de Guijuelo.


La segunda, fue “El vendedor de pescado” realizada por José Antonio García Prieto, conocido popularmente como Llonguera, por el pueblo asturiano que le vio nacer en 1950. De una belleza sublime, reproduce, como su propio nombre indica, a un típico vendedor de pescado.  Realizada en bronce, sobre un pedestal mármol, y con unas proporciones de 0'80 x 0,90 x 0,50, la escultura está compuesta por la figura de un hombre en cuclillas, situado junto a una caja de forma rectangular en cuyo interior puede observarse la figura de diferentes pescados. La composición evoca a los típicos vendedores que debieron situarse en las lonjas y plazas de mercados como la que albergó el edificio de Trascorrales delante del cuál está situada la escultura. Al que suscribe le encanta ver los días de lluvia, relucir el pescado en su caja mojada.



 

Isabel y Carlos Martín, del Círculo de Enófilos de Utiel-Requena (Valencia).
 
 
 
La tercera y última escultura que mostrará será “La Lechera”, realizada por Manuel García Linares, asturiano de Navelgas, dónde nació en 1943. Manolo es gran amigo de la Cofradía anfitriona, con la que colabora desde su creación, como bien lo sabemos los asiduos a sus grandes capítulos, en todos ellos, a la sobremesa se ha rifado una obra pictórica de él, para regocijo de los premiados, como sucedió este año a Jaime Fernández de la cofradía de Amigos de los Nabos de la Foz de Morcín, otro buen amigo y siempre colaborador de las Gontrodo.
Manolo en su obra, rinde homenaje a las mujeres que hasta los años setenta del pasado siglo XX llegaban con sus burros para distribuir la leche en el caso urbano de Oviedo. Conjunto escultórico realizado en bronce, de composición sencilla pero fiel a la realidad, colocado en el suelo, muestra una aldeana vestida a la antigua usanza, con un cazo en la mano (medida de leche), con una lechera y un cazo entre ella y un burro cargado con lecheras y bidones, con las patas delanteras atadas, agachándose para beber en un cubo.


 
Los “Amigos de los quesos del Principado de Asturias” con la Lechera, la escultura que tenemos en Oviedo más relacionada con el queso.


 
Y contento y feliz por poder mostrar a los invitados de las damas de la Cofradía Doña Gontrodo, una parte de la ciudad que tanto le encandiló, se despide Woody de todos nosotros, y en especial de todas las anfitrionas, a las puertas de la que en su día fue la plaza del pescado de la ciudad. Construcción singular, ovalada con una cubierta metálica y bella estructura, construida entre los años 1864 y 1866, forma parte del inventario del patrimonio arquitectónico del Principado de Asturias, y que hasta hace dos décadas desempeño la función para la que fue construida, siendo en la actualidad un centro cultural multiusos municipal.


 

Las cofrades anfitrionas asistentes, posan en las escaleras de una de las puertas de acceso a la plaza.
 
 
La suculenta comida y el “potaje de berzas con huesos de butiechu y compango”, cocinado por Casa Lula de el Crucero (Tineo) lo consideró demasiado copioso para su cultura gastronómica americana-japonesa, no sin antes recordar a todos su opinión sobre la ciudad:
 «Oviedo es una ciudad deliciosa, exótica, bella, limpia, agradable, tranquila y peatonalizada; es como si no perteneciera a este mundo, como si no existiera... Oviedo es como un cuento de hadas». Koeningsberg Allen Stewart, Woody Allen (1935) actor, guionista y director de cine estadounidense.
 
 
 
MÁS INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA. Pinchar en enlace.

III Gran Capítulo Cofradía Doña Gontrodo. 30 de octubre de 2010. Pinchar en enlaces.

4 comentarios:

  1. Estupenda idea la de ligar el desfile de las cofradias con las esculturas y monumentos de Oviedo. Información muy completa, que nos permitirá recordar nuestra estancia con vosotros. Manolo. Aviles.

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  2. Esto si es documentar un desfile de cofradías, como dice el anterior comentario estupenda idea. No era conocedor de la existencia de tanta escultura en Oviedo.

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  3. Buena iniciativa, y feliz idea lo de contratar a Woody Allen. Buen trabajo. Marisa.

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  4. No me imaginaba tantas esculturas en Oviedo, y lo que más me ha sorprendido es que el monumento a Jovellanos, haya sido el primero en eregirse en España a un particular. Felicitaciones. Chema

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